10. Sólo Rumores
Gleeson
se levantó temprano de buen humor, estado que vario bruscamente al ver a su hijo lleno de moretones, su cara
con algunos morados igual que sus brazos, no entendía que pasaba, le gritó a Nathan:
-¿Qué demonios te sucede? maldita
sea, ¿Quién diablos te hizo esto?- pero Nathan no le respondía, tomó
algunas cosas y salió azotando la
puerta.
-Métete en tus asuntos.
Gleeson escuchó como el auto de Nathan salía a toda velocidad, se dirigía
al polideportivo. El sueño dominaba al joven nadador, salió de la ciudad,
estacionó el auto en el camino y allí se quedo dormido, sin querer pensar. Su
cabeza enloquecía.
Gleeson llegó a la oficina y Jay lo esperaba para darle las noticias de
la noche anterior, la guerra había comenzado, dos heridos de bala, en una
disputa entre varias integrantes de ambas bandas.
-No se han visto ninguno hoy en la
mañana, parecieran estar encuartelados. Ahh, -dijo al final- Bass tampoco, pregunte por él en taller y
parece que se muda a una zona central, deja atrás el tráiler- Pero nada de
esto le importaba a Gleeson,
-Ya me lo explicaras, tengo un
problema mayor- Jay se quedó perplejo, un problema mayor que toda la ciudad
a punto de matarse, debía ser algo realmente importante, lo vio tomar el
teléfono y llamar.
-Aló Phelps, necesito hablar
contigo, quiero que vengas a mi oficina, lo más pronto mejor- Luego le dijo
a Jay, -encárgate de ese asunto- y le
lanzó las llaves del auto.
Jay no podía salir de su asombró, tomó las llaves y se llevó a otro
compañero del departamento, mientras dejaba a Gleeson hecho una furia. Antes de
salir le grito:
-Tráeme a esos mal nacidos, esto se
acabara de una vez por todas, así tenga yo mismo que matarlos.
Gleeson no entendía que podía pasar por la cabeza de Nathan, trataba de
ordenar su mente y repasar todo pequeño acontecimiento por insignificante que fuera que le llevará a una pista de lo que le sucedía a
Nathan, sus amigos, el polideportivo, su novia, que demonios era, terminó con
un –¡Maldición!- ante la impotencia
de conocer detalles.
A media mañana llegó Phelps, no deducía porque lo había hecho llamar
Gleeson, se sentó y el capitán fue directo al grano, le contó la forma que
había encontrado hoy a su hijo, su cara estaba llena de moretones y alguna
cortaduras; la negativa de Nathan de contarle lo pasado habían hecho sospechar
que en algo estaba metido.
-¿No crees que pueda estar en algo
malo?- Phelps quedo algo inquieto por la pregunta de Gleeson, en verdad
había visto a Nathan raro en su comportamiento, inclusive lo encontró dos veces
tomando, cuando salieron sus amigos decían que él casi no tomaba, pero allá en
la playa lo hizo hasta al cansancio, mas se calló todo eso y solo dijo.
-Ha bajado su rendimiento en natación,
desde los golpes se comporta extraño- luego notó como Gleeson lo miraba
fijamente.
-¿Quiénes son sus nuevos amigos?-
preguntó Gleeson inquisitivamente.
-No lo sé- respondió Phelps.
-Quiero qué me averigües en qué
anda, siento que lo están extorsionando o algo peor- estuvieron hablando
por un tiempo más y después Gleeson despidió a Phelps y se quedo más
pensativo.
Mod se extrañaba de la ausencia de Bass, habló con John y esté le contó
la visita de Makey en la noche, también le contó lo que los dos habían hablado.
Mod no vio esto raro, era evidente que Makey estaba nervioso por los
acontecimientos que se avecinan y fue a pedir la ayuda de Bass, todos sabían la
influencia que tenían por aquí, lo que si no entendió Mod fue la amenaza, no
tenía ni idea de la vida marital de Bass, lo último que se enteró fue los
golpes que le propinó a Kim, del resto nada.
- Es idea tuya, no conoce ninguna
celebridad, o por lo menos, no que yo sepa- fue lo último que dijo y se
puso a trabajar.
Mod seguía pensando en todo,
pasado cierto tiempo llegó Personas con la noticias de los tiros a los dos
sujetos, pertenecientes a ambas bandas. Esto los angustiaba, tendrían que ver a
Bass. Mod salió en la moto y caminó al tráiler paso por una zona central de la
ciudad, allí estaba Bass con algunos muebles, varias personas metiéndolo en una
gran casa, se detuvo asombrado, Bass tenía la cara golpeada, algunos moretones
y rompeduras, pero por lo demás seguía con su mal humor,
-¡Qué mierda haces ahí!-
preguntó Mod.
-Ésta es mi nueva casa- lo
decía mientras le señalaba una inmensa propiedad de dos plantas, un amplio
jardín y una arquitectura algo intricada y muy lujosa, Mod estaba estupefacto
de la impresión.
Bass lo invitó a pasar, por dentro era otra cosa, una gran escalera era
el eje central de la casa, ésta se dividía en dos, con pisos que dejaban ver la
cara de asombro de Mod, revisaron algunos cuartos y luego salieron al área de
la piscina.
-¡Te volviste loco! -expresó
abismado Mod – aquí podría vivir un rey-
miraba a su alrededor, los golpes de Bass se le olvidaron por completo.
-Eso seremos.
Al poco tiempo estaban todos admirando la gran casa de Bass, atrás habían
quedado los días del tráiler y el gran árbol de roble. El garaje era amplió,
John y los demás se sentían como niños con un inmenso juguete nuevo, claro que necesitaba algunos acomodos pero
estaba perfecta.
Mientras que el grupo de Bass discutía por temas ornamentales, Makey se
debatía en la furia producida por las heridas dadas a uno de sus secuaces,
reunió a toda su banda, tendría que frenar a Hayes y sólo una forma lo
conseguiría, era la última semana que Hayes vería la luz del día, eso era el punto principal en el galpón casa
de Makey, varias personas reunidas a su lado, apoyaban la idea de Makey.
-Estaremos perdidos si Hayes se
apropia cada vez más de la zona sur, sus intereses es vernos acabados, para
tener el control completo de la ciudad, si ustedes quieren quedarse a ver como
acaba con nosotros pueden hacerlo, yo pelearé- Todos se pararon y apoyaron
Makey con gritos y aplausos, la guerra llegaría a su punto culminante.
Hayes en su hogar también lamentaba las heridas de un amigo y no dejaría
pasar esta ofensa por un Makey confundido.
La noche llegó encontrando a Bass y su grupo en una fiesta descomunal,
todos los partidarios de su banda estaban reunidos alrededor de la piscina,
había bebidas y chicas, tanto John como
Mod estaban muy borrachos, no así Bass que se encontraba en un rincón haciendo
un análisis de todos con los que contaban, ya en toda la ciudad se corría la
noticia de la gran casa comprada por Bass y los comentarios no se hicieron
esperar.
La fiesta se prolongó hasta horas de la noche y en la mañana los cuerpos
de John, Mod y Personas se encontraban tirado en el suelo al lado de la
piscina, el sol los levantó, se despertaron y zambulleron en la piscina, no
paraban de disfrutar de la casa, estaban tomando el sol cuando apareció Bass y
se sentó junto a ellos y les lanzó una propuesta.
-Si quieren todos pueden mudarse
para acá, empezaremos aquí una nueva vida, nadie nos detendrá- todos
acordaron hacerlo, inclusive el primo de Joe, le gustó la idea, sería bueno,
vivir en esta gran casa. Hubo un momento de silencio y todos se miraron
cómplices querían hacerle una pregunta a Bass y no sabían cómo hacerlo, pero
fue el primo de Joe quien se arriesgó.
-Y no nos contarás quien te hizo
esos golpes- todos rieron – no me
digas que luchaste contra un tiburón- Bass lo quedo viendo con caras de
pocos amigos, sin embargo dijo:
-Aunque no lo creas, fue así-
de nuevo rieron, John no quedo conforme con la respuesta algo grande estaba
pasando y él lo averiguaría. Los golpes no parecían provenir de una simple
pelea de faldas, quizás era posible que Bass se moviera a las espaldas de todos
y esta casa a sí lo hacía ver.
Gleeson se paró y no encontró a Nathan en la casa, llamó a Darren y allí
se encontraba, le comentó éste que en la noche llegó muy tomado, pero ya
descansaba, le preguntó por los golpes, pero el aún no sabía, le comentó que de
allí irían al polideportivo que lo tendría informado. Darren entonces paró a
Nathan, los dos se fueron al citado lugar, pero Nathan no quería nadar se
limitó a sentarse en un banco y allí paso gran parte del día. Veía pasar a
todos, a él no parecía importarle, Darren hizo un intento por llegar hasta la
verdad de los golpes, Nathan no quiso hablar sobre ello.
Cuando salieron del polideportivo Nathan se subió en su auto amarillo y
llegó hasta la una loma de donde podía ver el lago y la continua casa rodante
de Bass, aunque no veía a nadie el sitio estaba como desolado, no entendía que
hacía allí, ni querría preguntárselo, simplemente estaba allí, mientras
esperaba quién sabe qué, se puso a recordar el último encuentro con Bass, sabía
desde que fue hasta él, que los golpes podría volver a pasar y sin embargo
continuo sin importarle nada, ahora todo era más delicado, era por él conocido que
la sagacidad de su detective padre tarde o temprano lo llevaría hasta donde
estaba Bass y él no podía seguir exponiendo su vida, algo muy grande tendría
Bass para que reaccionara con las personas del modo que lo hacía, se rió por
encontrarse defendiendo a Bass hasta en su mente.
Una persona se acercaba al tráiler, desde donde Nathan se
encontraba, no podía divisar quien
podría ser, pero era una mujer, luego que la detalló, se acordó que era la
mujer que vio la otra noche en el tráiler,
aún Bass seguramente seguía con ella, él era sólo la pera con que paga
sus frustraciones, el hijito de su peor enemigo que podía, no sólo romperle el
culo, sino también golpear como quisiera.
Esto tenía que terminar, una fuerza lo obligaba a estar allí y
seguramente esa misma fuerza le haría volver nuevamente a Bass. La chica estuvo
viendo por las ventanas y luego se marchó, venia en una moto pequeña de color
rojo. El se montó en su carro y decidió esperar en la estatua del aborigen que
otea el horizonte.
Sentado allí, vio pasar a la joven, ésta
al reconocerlo dio media vuelta y llegó hasta donde él se encontraba.
- Hola, ¿Eres el amigo de Bass, el
hijo de Gleeson?- le preguntó la
joven sin bajarse de la moto. ¿Lo has
visto?
-No - dijo secamente el
nadador- esa tarde estaba allí, por otro
asuntó, no soy amigo de esa sabandija ¿Por qué? ¿No está en su tráiler?
- Disculpa no quise importunarte, supe que se mudo a la ciudad pero tenía
que averiguar si era cierto.- dijo la joven apenada por la reacción de
Nathan, si lo pensaba bien era absurdo pensar eso. Luego vio los moretones de
Nathan y algo en ella comenzó a preocuparse, pero su consciente no lo pudo
notar.
-A la ciudad ¿Dejó el tráiler?-
preguntó Nathan sin poder ocultar su sorpresa.
-Sí, me dijeron los del taller, pero
tengo que irme- prendió de nuevo la moto y se marchó. Nathan quedó allí
sentado, se puso las manos en la cabeza
que, como un trompo, empezaba a girarle, ya habían pasado dos días desde el
incidente y era por eso que no lo veía más, comenzó a sentirse sucio y de nuevo
un estado de depresión se apodero de él, no lo entendía simplemente lo sentía,
se odiaba así mismo porque era víctima de una pasión que lo llevaría a la
perdición y nada podía hacer por evitarlo. Una claxon lo sacó de su ofuscación,
era Darren, estaba hace tiempo viendo la reacción de Nathan, se bajo del carro
y se sentó a su lado de nuevo le preguntó:
- ¿Que tienes? Sé que es algo y
tiene que ser muy grande para no querer hablarlo, te miró y tengo la duda que
pueda ser por mi relación con tu ex novia, pero tú me dices que no es así, y
eso me confunde, no quisiera que por mi
culpa estés pasándola mal, mírate ya no quieres nadar y estas todo golpeado, tú
padre me preguntó esto también y no supe que decirle- pero Nathan
permanecía lejano a todo, Darren continuó hablando- quizás si pudieras compartir lo que te pasa, te darías cuenta que
posiblemente es una tontería y podrías salir de ese estado de depresión.
- Lo siento pero no puedo decírtelo-
se paró se montó en su auto y se alejó a toda velocidad. Esto dejó atónito a
Darren, por esta reacción pudo reafirmar que algo pasaba.
Nathan vio pasar a Mod y sólo tuvo que seguirlo para dar con la casa de
Bass, estacionó el auto muy cerca de la casa, Mod tocó la puerta y Bass bajo a
abrirla, miro a ambos de la calle pero el carro de Nathan se encontraba oculto,
Bass saludó a Mod y los dos pasaron, por la reja vio como se metía hacía la
casa, ya en la puerta Bass se sintió observado, movió la cabeza a ambos lados y
luego paso.
Nathan estaba un poco confuso, se
montó en el carro al encenderlo, se abrió la puerta lateral y Bass se sentó a
su lado un poco cansado por la carrera que tuvo que dar para llegar hasta el
carro antes que se fuera, el corazón de Nathan empezó palpitar aceleradamente, de nuevo su verdugo
estaba cara a cara con él, no dijo nada y Nathan arrancó, el auto se metió por
la calle central hasta salir de la ciudad, ninguno de los dos hablaban.
Llegaron hasta la playa, el viento soplaba con mucha furia, las olas
arremetían con cólera sobre la arena, detuvieron el auto y los dos bajaron,
Nathan se quitó su chaqueta marrón de cuero y el suéter que llevaba, el mismo
que llevaba puesto cuando Bass lo vio la primera vez, luego se quito los
pantalones, debajo llevaba unos bañadores, corrió hasta la playa y se zambulló,
atrás dejo a Bass, éste corrió también a la playa sin quitarse la ropa tan solo
los zapatos, se tiró a la mar, corrió junto con Nathan hasta lo abrazó mientras
la olas daban en sus cuerpos, comenzó de nuevo a besarlo, y decidieron salir se
tumbaron en la arena.
Bass quitó el traje de baño de Nathan, al principio quiso negarse pero
luego acepto, y quedo desnudo en la arena junto a Bass, puso sus manos como
almohada en su cabeza y estiró su cuerpo para que Bass lo detallara sin sentir
vergüenza.
Bass notó que el cuerpo que tenía
frente sí era curvilíneo, los brazos, el torso, los muslo y las pantorrillas
bien delineados, el cabello rubio, él le admiraba el rostro de ángel. Paso su
boca por su pecho, dio pinchazos en sus tetillas y puso sus ojos en el sexo del
joven, todo él era un testimonio de la belleza masculina, una hermosura
diferente, más detallada, con menos protuberancias que la mujer; pero igual de
sensual, le empezó a acariciar el bulto con una mano mientras la otra estaba en
sus torneados muslo, mirándolo a los ojos lo apretó con la mano hasta hacerle
sentir dolor, Nathan dio un pequeño grito e instintivamente bajo las manos y le
tomó la suya.
Bass bajo la intensidad de apretón
y acarició él aún flácido pene al igual que sus testículos, bajo más su mano
hasta llegar hasta su hendidura.
-¿Me amas?- preguntó Nathan,
exhausto en la arena.
-¿Qué exactamente quieres que te
responda?- aclaró Bass, nervioso por pregunta.
-No lo sé. Por ejemplo, quiero
saber si ¿Soy importante para ti? estoy llegando adonde nunca había estado y
quisiera saber si vale la pena lo que hago.
-No lo sé- respondió secamente
Bass.
Bass se levantó y le tiró la ropa a Nathan, fueron hasta el auto, y llegaron
hasta su casa, allí lo dejo.
El Brujo, desde una ventana, vio bajar del auto a Bass con los pantalones
mojados, al igual que el pelo y meterse
hasta la casa, él salió corriendo hasta debajo de la moto, intentando
engañar a Bass, representaría el estar reparando algo, Bass no se tragó mucho
en cuento, pero no le dio importancia.
Luego que Bass subió a bañarse, John se quedó pensativo, ese era el carro
del hijo de Gleeson, entonces se acordó que esa era misma chaqueta que había
visto la noche que le dieron los golpes a Nathan.
-Era Nathan,- exclamó el Brujo- el que se encontraba sentado con Bass-
éste descubrimiento no lo hizo muy feliz; sino que por el contrario cayo
sentado en el piso, todo encajaba- ¡No
puede ser¡ la celebridad.
Ese día para Makey estaba marcado en su calendario en rojo, se levantó muy
temprano, llamó a varios de sus colaboradores, y salieron en sus vehículos
hasta la Vía del Diablo, ¿la razón? esperaba ver pasar a Hayes con su grupo, la
información que esperaban había llegado, Hayes pasaría por la Ruta del Diablo para
vigilar sus negocios, Makey se sentó en la loma alta hasta que apareciera, lo
acompañaba varios de sus camaradas entre ellos Bull, se vistieron todos de
negro con mascaras de piratas, querían culpar de su muerte a sus mismo
secuaces, estaban convencidos que ellos eran los Piratas de la Carretera.
Tomaron sus posiciones al ver aparecer el vehiculo de Hayes en el
horizonte, lo escoltaba uno de sus compañeros
llamado Abel, quien estaba al volante, la noche apenas comenzaba.
Hayes tenía cierto presentimiento
desde que salió de la ciudad, el cargamento que traía era importante y nunca lo
habían hecho así, eran otros los que se ocupaban de este trabajo, no obstante, esto
seguro lo ayudaría a despejarse, Makey se estaba convirtiendo en una verdadera
molestia y nada podía hacer para quitárselo de encima, la Carretera del Diablo en
esta noche estaba especialmente tranquila, lo que permitió escuchar las motos
al fondo, sus nervios florecieron.
Hayes miró a Abel de reojo y éste le hizo una mueca de que estaba al
tanto del ruido, con sumo cuidado sacaron una escopeta y otra arma de bajo
calibre, el ruido fue aumentado al igual que la velocidad de Abel, luego surgieron
en el infinito. Eran seis los motorizados vestidos en negro y con mascaras de
piratas.
La tención subió en todos ellos, las motos lograron ponerse a ambos lados
del vehiculo de Hayes, los enmascarados agitaban cadenas y grandes armas de
fuego, Abel comenzó a disparar sin poder dar en ninguno de los motociclistas,
Hayes también hizo lo propio y logro darle a uno de ellos que hizo una vuelta
saliendo disparando por los aires; la moto estrellarse con una gran piedra y
una explosión producirse justo al lado de carro de Hayes, este incidente sacó
un poco de balance a Abel, he hizo que auto diera un extraño levantándose por
momentos en dos ruedas y luego volver a caer.
Dentro del auto Hayes estaba nervioso, tenían mucho en ese trasporte para
que unos locos piratas de tercera le arrebataran su mercancía, disparaba como
demente queriendo matarlos a todos, uno de los disparos volvió a pegar en Abel
y éste se salió de la carretera, quedando el vehículo en una duna de arena, los
piratas de la carretera se pusieron a su lado y comenzaron a girar en torno al vehículo,
Abel y Hayes salieron del carro con las manos en alto, el primero en detener su
moto fue Makey caminó hacía los dos
sujetos apuntando a Hayes, quería matarlo en ese preciso momento, no vio a Abel
sacar un arma pequeña y dispararle en la pierna, haciendo que éste cayera al
suelo, Hayes quiso correr pero varias pistolas lo apuntaban.
Unos de los secuaces de Makey salió a recogerlo momento en el cual un
ulular de sirenas se oyeron a lo lejos, la policía se acercaba, no dio tiempo
huir y todos los bandidos fueron rodeados por un gran grupo de policías, todos
levantaron la manos, en total seis de la banda Makey incluyéndolo, además de
Abel y Hayes, todos maldecían. Poco a poco fueron los policías acercándose,
hasta desarmarlos, otro de los uniformados llegó hasta carro y abrió el
maletero encontrando toda la droga trasportada por Hayes. Sólo se escuchó un - ¡Demonios! - dicho por Hayes.
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