En la mañana siguiente, sentado en
una plaza frente a la estación de policía, vestido de traje negro, Kurtain
esperaba la hora de mandar todo al demonio, deseaba con vehemencia poder
escapar de la pesadilla que se había convertido su vida. La sensación de sentirse atado era superior a
sus fuerzas. No podía deshacerse del fuego que lo quemaba por dentro y lo
llevaba a unirse con Hudson como un pasado lo hizo, sucumbir ante esto no lo
podía soportar. Había jurado no enamorarse nuevamente y acá estaba pensado
nuevamente en ese amor.
Lamentaba dejar a Allen en tan
malas condiciones en el hospital, pero necesitaba escapar. Lo visitaría antes
de irse. Una nota dejada a Caroline daba por terminada su dolorosa estadía en
la ciudad Houston, no importaba que no hubiese capturado a Susan y al Dr.
Moore, eso ya no le importaba, tampoco le importaba que el caso del hijo de
Hudson estuviera aún por resolverse. Era su vida la que estaba por colapsar y
debía poner un freno a esta locura. Se sentía invadido, desarmado y vencido
ante la adversidad. Quiso poder enfrentar todo pero no fue así, estaba a la
deriva y mentalmente tan cansado y desorientado que no poco cansancio le
causaba pensar.
No se perdonaba lo sucedido la otra
noche con Julius Lombardo, no era eso lo que quería para su vida, ese encuentro
solo avivo su sensación de angustia, volver a recordar cómo se era sentirse amado. Una y otra vez se había dicho
que no incluiría otro hombre en su vida futura, un error que no cometería por
segunda vez. Quizás Julios entendiera lo que decidió. Era una medida que le debía
a su hijo, a su esposa, a Fiona y al pequeño Chris. Se sentía en deuda con
todos.
Allen estaba vendado y con
escayolas en algunas partes de su cuerpo cuando llegó Kuratin, al verlo así,
sintió pena y bajo la cabeza. No quería escucharlo, no quería que pudiera
convencerlo de quedarse, sabía que lo quería. La suya era una decisión
irrevocable y sentía que si acaso hablaba con él, se arrepintiera.
-¿Qué
sucede contigo?- preguntó Allen - deja de correr de un lado hacia otro, nada vas lograr con escapar.
Acaso quieres estar en esta situación para toda la vida hasta que llegue la
muerte, serénate y piensa un poco, disfruta la vida.
Kurtain absorto no dijo nada al
momento. Luego agregó.
-Quisiera
feliz con una mujer, quiera sentir eso que impulsa a unirme con una mujer, pero
eso nunca pasara, es una vida sin sentido, no puedo sentir amor por una mujer,
pero no quiero estar con un hombre, ni mucho menos con Hudson, y sé que él
tampoco quiere esto.
-No
soporto más Allen… soy homosexual, y no puedo hacer nada por impedirlo, siento
que estoy viviendo una vida que no es la mía, me he acostumbrado a mentirle a
todos, he incluso a mí mismo. Una y otra vez busco sentido y no lo encuentro,
no quiero sentirme así nunca jamás, quiero terminar con todo de una vez; pero
siento que no tengo el valor de enfrentarme a mis amigos, a mi familia y a la
vida que se vuelve tan cruel conmigo.
-
Y ¿Crees que corriendo de un lado a otro, lo resolverás?…-preguntó
Allen a un Kurtain a borde del colapso- ¿Quedándote a espera que la vida pase? ¿Es así
como quieres arreglar eso? Deberías aceptar de una buena vez lo que eres y
dejar de fingir, si te gustan los hombres que más da. – expresó Allen con
voz muy fuerte.
-¿Y
mi hijo, mi esposa, mi familia, todos los que quiero? Crees que puedo decirles
que todo está bien, como crees que lo tomará Alissa, el saber que su vida fue
una falsa. Fui un cobarde, dejé que ella vaciara su vida con alguien que nunca
correspondió a su amor, alguien que mientras estaba con ella pensaba en
cualquier hombre que vio en el camino a casa. No, no lo permitiré.
-Bueno
eso está difícil,- Allen trató de buscar alguna salida. -pero seguirla engañándola es peor, dale el
divorcio y termina ese falso matrimonio, siento que manejaste esto muy mal, el
no ser sincero contigo mismo trajo demasiados problemas que se irán acrecentado
si sigues engañado a todos.
-
No quería decirte esto pero todos lo que han venido a visitarme hablan de eso.
Aunque no lo creas los Lombardos han devuelto el hijo de los Henderson, hoy
mismo se regresa Hudson junto a Fiona a San Francisco-. Kurtain
comenzó a llorar, sus ojos estaban
bañados en llanto, era el desbordamiento de un dolor que tenía su origen hacía
mucho tiempo pero que no había enfrentado. Todo acabó.
Kurtain bajo la cabeza y lloró, lo
que tanto temió y que estuvo tratando de borrar pasó, era un hecho, ahora más
que nunca deseaba desaparecer. Fiona no perdonaría jamás lo que sucedió con
Hudson. Nunca podría volverla a mirarla a la cara. Estaba acabado y se sentía
tan disminuido que nada podría volverlo a ponerlo en la realidad.
-Déjame ir, veras aquí no hay nada que hacer, de los cabos sueltos se
encargaran mis compañeros, dentro de una hora saldrá el avión.
-¿Y
Hudson?
-Ya
no está en mi vida y nunca más lo estará, así que no tiene caso. Creo que,
aquella tarde en San Francisco, murió la persona que amé, hoy él es otro y lo
cierto es que yo también.
-Entonces,
no queda más que decir. Adiós.
-Adiós.
Espero solucionar mi situación en los Ángeles y dejar que las cosa se aplaquen
y luego volveré te lo prometo, volveremos a correr– Dio
un apretón de mano y un posterior abrazo efusivo. Nuevamente Kurtain se hallaba
marchándose a otra ciudad. Reiteradamente el destino decidía por él, y se
sentía vencido y enamorado. Nuevo escenario igual resultado. Años pasados en balde. La historia de su vida
continuaba repitiéndose como un círculo vicioso, que en un cuello de embudo le
evitaba continuar.
Atrás quedaba la ciudad de Houston,
tendría que arreglar su matrimonio, empezar a organizarse y no dejar que la
vida de nuevo le indique este camino de mierda, y que por más que quisiera no
podía apartar de sí. Miraba las nubes a su lado, y las ciudades abajo, cuantas
historias se entremezclaría entre sí, cuantos sacrificios en nombre de la
sociedad, misma que adsorbe y escupe sus mismos sacrificados, sin que tenga
mucho sentido.
Kurtain se sentía preso de un sistema heterosexual, viviendo una vida
falsa para adaptarse a lo que algunas personas consideran normal, no hallaba
motivación en nada, sin contar que engañaba a todos con su actitud, dentro de
sí era homosexual, dentro de si ya no había dudas. Se exigía tanto de sí mismo
y de los demás que no se permitiría ese error. ¿Cómo había llegado a esto?...
recordó a su padre, el excelentísimo Señor Kurtain, a su madre y al sujeto que
lo violó a temprana edad… en esto pensaba cuando el avión dejaba el aeropuerto,
se sujetó duro a las butacas del avión-…
una vida sin Hudson, sin amor y sin sentido - se dijo.
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