2. En el Puente “Golden Gate”



2.  En el Puente “Golden Gate”


  Sra.  Hudson, permítame replantearle lo dicho para que lo entienda mejor- Le exponía el Doctor a Fiona Lombarda, quién se encontraba con los ojos llorosos por las noticias dadas - Bien, usted mejor que nadie, sabe todo lo que tuvo que hacer para quedar embarazada, sabe que su problema le impide retener por mucho tiempo el feto en el útero, el que haya soportado tanto tiempo es un verdadero milagro, sabe de sobra que usted podría perder la criatura de un momento a otro. Cuando aceptó continuar era a sabiendas de esto. Creo que esta vez debe esperar lo peor, no quisiera darle falsas esperanzas- terminó desciendo el Doctor. 



La joven, quien no estaba acostumbrada a perder, se trató de calmar, por orden del médico, mientras caminaba a su auto estacionado en la parte trasera de una exclusiva clínica en ciudad de San José, localidad de California próxima a San Francisco. Una y otra vez se preguntaba  por qué le pasaba esto, su matrimonio, seguramente y aunque no quisiera, llegaría a su final. Hudson, probamente la culparía a ella… no, no podía permitírselo de ninguna manera, haría todo lo posible por retener este bebé, aunque en eso pusiera en peligro su vida. Se internaría acá, hasta que llegara el momento del nacimiento. Constantemente recordaba todas las discusiones con Hudson por este particular, quien reclamaba y acusaba de que ella no quería perder su figura y otras cuantas barbaridades más, esto le irritaba, porque, para nadie era un secreto, todo lo que ella hizo por dar a luz un bebé. Una vez en el carro llamó a su papá el respetable Dr. Lombarda y contó lo sucedido, buscando algún tipo de consuelo y descargar todo su dolor.  

***


A la mañana siguiente al affaire de Hudson y Kurtain, el departamento de policía en San Francisco estaba algo movido. En la noche, dos jóvenes encontraron, la que se presumía era la mano de la victima de la semana pasada, y por desgracia para el departamento, debajo del famoso puente “Golden Gate” ;todos en la oficina hablaban del asunto y, por supuesto, Hudson quiso ir a lugar del encuentro, sospechaba que este caso estaba acrecentándole, llamó a Kurtain, pero no respondió.- No habría venido hoy- se dijo asimismo, a la vez que se sonrojaba; pidió ayuda a Bill y juntos se fueron al lugar de los hechos.

 En el camino y abordo del Mustang, preguntó a Bill si sabía el porqué de la ausencia de agente Kurtain en el departamento.
- ¿Por qué dices que no vino? Sí; lo hizo, esta mañana muy temprano- respondió el detective- pero fue mandado por el Capitán Jeremy a la morgue, donde llevaron la mano hallada, para después transportarla al forense y buscar las pistas del caso. Es seguro que no veamos al “beisbolista” en todo el día-.  Luego haciendo un guiño de picardía preguntó:
-¿Qué sucede?, ¿lo extrañas?
-No sea tarugo- respondió Hudson, y siguió mirando el camino.

Encontraron el sitio señalado debajo del famoso puente “Golden Gate”, este puente colgante une al sur la ciudad de San Francisco con Marin County, son resaltantes sus torres de 227 metros. A pesar de verlo con regularidad, para Hudson aún era imponente, este  era emblema de su ciudad; pero no se encontraba aquí para admirarlo, sino para trabajar.


La mañana transcurrió y en el lugar señalado sólo se halló la mano, aunque además de ello, más adelante, se localizó un pañuelo que usaba la joven, sin mayores indicios que pudieran dar con la localización de las otras partes del cuerpo, ya que en la escena sólo se encontraba la parte superior de la víctima.

El departamento de policía era un lugar igual a muchos, tenía una resección principal y enseguida una amplia sala con separaciones en forma de cubículos de ambos lados, dejando en el medio un gran pasillo con escritorios, donde se recibía todo el día diferentes casos, arrestos a prostitutas, borrachos, maltratos, robos, en fin, lo común en esta populosa zona. El lugar era, a pesar del trabajo de los encargados de orden, un bullicio de personas y papeles.

Entre las oficinas del fondo se hallaba la oficina de Hudson, la cual compartía con el agente Kurtain, seguía la distribución igual a las demás oficinas, los tabiques eran hasta la mitad y continuaban con grandes ventanales de vidrio tapándolos con persianas, dentro se hallaban dos escritorios y numerosos archivos con papeles dejados por todas partes, así como objetos de toda índole, normalmente podía verse, comparativamente con las demás oficinas, ordenada; aunque, hoy como exención no lo estaba.

Hudson entró dando gritos y maldiciendo:
-Maldito asesino, debe ser una animal ¿Tienen otro rastro de la victima?- la detective, Le Blanc, le dio un sobre y le habló sobre el contenido.
-Ya fue reconocida, aquí tiene el reporte- con este hecho se esfumaba la intención de dejar pasar el caso como otro más, pronto los periódicos volverían a hablar sobre el caso y de nuevo su tranquilidad se iría.

Leyó el reporte y subrayo lo que más le importaba:
 Joven de 31 años, secretaria de la empresa Wiscon Inc., embarazada de 8 meses, dada por extraviada hace dos días. Familiares vivos: Susan White, hermana de la víctima, maestra de escuela, soltera.
-Creo que iremos para allá ahora mismo- le dijo a Bill, quién asentó con un movimiento de cabeza, y juntos se fueron a hablar con la desdichada hermana, ésta vivía lejos en los suburbios; así pues, Hudson perdió las esperanza de ver a Kurtain el día de hoy; con toda las cosas  que necesitaba hablar con él y poner en claro.

La hermana mayor de Karen, trabaja en una escuela cercana a su casa, era una mujer muy atractiva, de pelo oscuro y ojos enormemente expresivos, tenía una mirada que denotaba mucho ingenio. Vivía en una casa apartada, en una zona muy modesta, según pudo percibir Hudson. Cuando los dos agentes llegaron ella los invitó a pasar a la casa, al entrar  se notaba la mano femenina; puesto que todo estaba ubicado, de manera desquiciante para Hudson, en su justo lugar, sin saber por qué le recordó la casa de Kurtain.

 La dama que contaría como treinta y tantos años de edad, y aunque ya había sido interrogada en la estación, volvió amablemente a explicar lo que sabía del caso, los agentes volvieron hacer muchas de las preguntas que ya le hicieron, así que la conversación no arrojó gran cosa a lo que tenían; no obstante, dejo ver lo consternada que ella estaba por lo acontecido, era su única hermana y único familiar cercano con él que contaba. No podía dar muchos datos del día del crimen, debido, entre otras cosas, a que trabaja hasta la tarde en un evento especial de padres que organizó la escuela, dijo, además, no haber visto nada extraño en su hermana, los días anteriores a su muerte.

De quién embarazó a su hermana, tampoco podía decir gran cosa; ya que, Susan, jamás le dijo nada al respecto, tenía entendido que el hombre que la embarazó la abandonó apenas se enteró de su estado de gravidez, lo conoció por ahí, cuando caminaba con una amiga y nunca lo trajo a su casa, a su amiga tampoco la conocía, pero creía haberle escuchado que trabajaba en la empresa donde ella lo hacía. Los detectives no quisieron seguir indagando, tenían el presentimiento que nada más sacarían; se despidieron de ella, no sin antes dejarles sus teléfonos para que le informara cualquier novedad sobre el caso.

De regreso los agentes planificaron pasar por otros sitios, en el camino, Chirs Hudson, volvió a pensar en lo sucedido la noche anterior con el agente Kurtain, estaba fuera de sí, pensó que esto debió ser algo aislado, pero:
-¿Por qué siento que lo extraño? esto está muy mal- pensaba, mientras agitaba su cabeza de un lado a otro, como ya era su costumbre. No conseguía dejar de pensar en Kurtain, recordaba su sonrisa y sus ojos, aunado a lo rápido que todo sucedió, en su cabeza mil preguntas, para él era evidente que no solo Kurtain sentía algo, se sorprendió al comprender que él quizás también sentía “algo” por un hombre, -a lo mejor debe ser la edad -continuó diciéndose y esbozó una pequeña sonrisa, sea lo que fuese tenía que resolverlo de inmediato, no soportó más, estacionó su carro en la orilla del camino y al lado de una caseta telefónica, se alejó de Bill y, al tiempo que lo hacía, dijo:
 – Llamaré a mi esposa- sin embargo,  llamó a Kurtain. Bill se quedó en auto distraídos con algunos papeles que debía leer y que no alcanzaba a entender, más con disimulo pudo notar lo cariacontecido que estaba Hudson por la llamada, no podía engañarlo, algo más que el embarazo de Fiona lo preocupaba. 
-Aló ¿Todo marcha bien?- preguntó Hudson a Kurtain.
- Con lo respectivo a la mano, bien, tal como pensamos es de la víctima, voy a llevarla a donde pertenece y después iré a la estación, creo que el caso se está complicando un poco- le informó  a Hudson.
-Sí, eso ya lo noté, cuando llegues no estaremos allá, Bill y yo tenemos antes varias cosas pendientes que hacer, pero quisiera hablar contigo ¿Podemos vernos en la noche?- expuso Hudson, un poco temeroso por la respuesta de Kurtain.

Para Kurtain esta proposición lo sacudió, estaba decidido a cortar lo ocurrido a toda costa, incluso pasado por encima de lo que él sentía, lo cierto; los dos estaban confundidos y asustados, nunca Hudson sentiría lo mismo por él; así que aprovecho que todavía estaban a tiempo de remediar el error y trató de terminar todo.
-Si es, -señaló Kurtain -por lo de anoche; fue un error, me causa consternación lo que puedas pensar de mí; aunque creo que  así son las cosas… No puedo desear esto contigo, tú tienes esposa y no… - pensó un poco lo que diría- no creo, que por una noche conmigo cambies de forma de pensar; si accediste a eso es por todos los problemas que pasas con ella ahora y lo difícil del niño. Los dos estamos confundiendo las cosas…

 Hudson rió ante la ingenuidad de Stephen  e interrumpió su explicación de los hechos-¿Tú crees que si no lo hubiese querido, me hubieses obligado? ¡Está usted loco! En ese particular o se quiere o no se quiere, desde hace tiempo, y aunque no lo creas, yo sentía algo por ti; mas lo iba a dejar pasar, con todo lo que sucedió ayer, todo se aclaró en mi mente  y siento que, si bien te parezca apresurado, ya te necesito.- Hudson hablaba con naturalidad como si de cualquier tema se tratara, y con un estado de convicción que cualquiera pensaría que esto para él no era nada nuevo.

A Kurtain este nuevo descubrimiento lo puso aún más nervioso y temeroso, no esperaba esta declaración de Hudson;  así que le respondió:
-¡Mierda Hudson! Estas equivocado, no sabes  qué diablos dices,  hazme un favor y háztelo tú, no me  busques no creo que haya nada más de que hablar olvidémonos de todo y ya está, asunto resuelto ¿Te parece?
-No me parece- apuntó un Hudson dueño de la situación y colgó.
-¡Diablos!- maldijo Kurtain.

Luego de esta llamada, Hudson aprovechó también para  llamar a Fiona, ésta se hallaba  demasiado alterada y eso no le hacía nada bien al feto,  trataba de convencerla con el fin de que se calmara, le explicaba que ya él se trasladaría cuando llegara el momento, Fiona no dejaba de quejarse y de culparlo si algo le pasaba al niño, dejaba volar su aires de riquilla mas esta vez, para Hudson, todo fue diferente, él no volvería a ceder a sus manipulaciones, él quien tenía la cabezas en otras cosas, prefirió no seguir escuchando quejas, colgó y fue donde Bill se encontraba para continuar su viaje.

Toda la mañana, y lo que iba de la tarde, Kurtain estuvo pensando en lo sucedido, tenía fe de que Hudson lo dejaría así, porque no recibía del él ninguna llamada, eso lo alegró por un momento, hasta que recibió la llamada. El descubrir todo lo que sentía su compañero lo hacía parecer vulnerable y no quería pensar en nada, escuchar lo que dijo Hudson era mucho más de lo que esperaba, en su platónico amor, nunca se imaginó que Hudson respondiera de esa forma, lo que alguna vez pareció una quimera era hoy toda una realidad, tenía tanto miedo que quería salir corriendo, no sabía sí enfrentarla o simplemente acceder a su recelo y dejarla pasar; quizás fuera mejor que se vieran en su casa para aclarar las cosas, así el tendría la perspectiva real de todo y no sólo especulaciones, su cabeza estallaría.  La tarde culminó sin problemas, al llegar a la estación no estaba ni Bill ni Hudson, Kurtain dejó todo en su oficia y se fue a su casa. 

Ya en casa Kurtain, abrió el agua de la regadera y tomó un baño, escuchó un ruido en la parte trasera de la casa, pero pensó que sería su perro, un collie color café y blanco y de melena muy espesa, llamado Amadeus”, regalo de Alessa cuando éste era aún cachorro. Cerró la regadera, se secó, luego se colocó una toalla blanca en la cintura, salió del baño, abrió la gaveta del peinador y miró por el espejo; allí estaba en la cama como si nada, se impresionó y volteó rápidamente, diciendo:
Hudson! ¿Qué demonios haces aquí?
-Nada en particular, esperaba a que salieras del baño- dijo Hudson acostado, con las manos dobladas en la cabeza. Kurtain trató de meterse otra vez al baño; mas Hudson ya esperaba  esa reacción de Kurtain, así que se levantó corrió hasta él, y lo abrazó reciamente.
-Suéltame- luchaba Kurtain por soltarse- tú  estás loco y yo estoy loco  ¿Pero que esperaba yo de esto? es una ilusión, sé que no puedes sentir algo por otro hombre, por favor esto no es juego- apuntó Kurtain.
-No digas eso, claro que puedo o mejor dicho podemos- y lo besó en la boca agarrándolo por las mejillas, aún en el beso se tiró a la cama. Kurtain sintió una punzada en su corazón a punto de estallar y se abrazó con fuerza a Hudson, éste seguía besándolo y dejo pasar sus manos por dentro del paño, quitándoselo y acariciando sus nalgas. Kurtain indefenso ante todo el poder de Hudson, quedó por debajo y comenzó a querer desalarse pero no podía, Hudson lo volteo y besaba su espalda, luego se acercó a Kurtain y comenzó a darle besitos en su pene, Kurtain  se quedo pasmado, pero su asombró fue máximo cuando se sentó encima de él.
-¿A  esto le  temes?- le decía a Kurtain mientras comenzaba un ritmo acompasado- de que yo te tome como un “marica”, pues ahora estamos a mano, somos dos hombres amándonos y eso es  todo

Kurtain estaba aún más confundido, todo esto era un terreno desconocido para él, era como una cascada de cosas insospechadas que aumentaba a medida que caía. Por su parte, Hudson, sabía que ésta era la entrega a un amor que no esperaba; pero que deseaba y no dejaría pasar, era una nueva aventura para él. Llegaron al clímax y Hudson se abrazó a un Kurtain que se vaciaba dentro de él. Así quedaron dormidos por toda la noche.

A la mañana siguiente Bill llegó a la oficina temprano, no llegaba nadie aún; así que se puso a revisar todo lo investigado hasta ahora. Del interrogatorio hecho a la hermana de Karen White, no pudo sacar nada de importancia. Revisó todos los detalles; pero algo no encajaba, la muerte de la chica fue tan extraña ¿Y el resto del cuerpo? ¿Y su bebé? tendría que pasar todo el día indagando en la compañía de jabones, interrogando a todos los trabajadores, también iría a balística a investigar el arma encontrada, mientras revisaba se sentó en su escritorio.

Bill, era un hombre de mediana edad, fue policía y ascendido, por sus estudios, a investigador, se afeitaba totalmente la cabeza para disimular el poco pelo que le quedaba, tenía un carácter muy volátil, y una mirada amenazadora, que en los interrogatorios siempre le dio resultado, antes de ser agente de policía se desempeño en muchos empleos en diferentes partes, siempre en contacto con la gente, así que sabía  que pensaban y como actuaba la masa, esto era de gran ayuda para él y para el departamento.

A media mañana llegó Hudson y Kurtain, saludaron a todos y fueron hasta donde estaba Bill a comenzar el día, comieron rosquillas y se pusieron al día con todo lo del departamento, se compartieron el itinerario y salieron a investigar el caso. Llegaron a la empresa Wiscon inc. Ésta era una empresa grande, compuesta estructuralmente por un edificio donde se encontraban las oficinas y luego detrás de éstas, tres galpones donde se hallaba lo vinculado a la fabricación del jabón y otros productos del ramo.
 -Empezaremos por las oficinas y el lugar del asesinato- señaló Bill- de los trabajadores no sacaremos gran cosa, casi nunca  tienen que ver con las oficinas, según pudimos observar el otro día. Necesitamos alguien con un motivo y estoy seguro que hoy lo hallaremos.   

Mientras hacían el interrogatorio, Hudson, no podía dejar de ver a Kurtain, todo lo que estaba pasando le era tan raro, a simple vista parecía todo un hombre, inclusive lo vio con Alessa Wallace y todo marchaba bien, y ahora sólo hubo la necesidad de que pasaran pocas cosas entre ellos para abrirse nuevo mundo desconocido por él, le gustaba ese hombre, de eso no tenía ninguna duda. Esa noche llegaría su esposa, así que tendría que ingeniársela para ver a Kurtain en horas del día, quizás inventaría lo de ir al Póquer, para poder reunirse. Bill lo sacó de su ensueño y lo miró tratando de sacarle en que pensaba, preguntándose -¿Qué tanto vería Hudson a Kurtain?- unas horas más tarde terminaron de interrogar hasta el último barrendero y nada de utilidad, la misma historia.

La chica, según pudieron investigar, se quedó rezagada a la hora de salida; mas luego se unió al grupo que salía y se fueron hasta la parada de bus, no lo tomó sino que al contrario se quedó sentada en la banqueta, diciendo que esperaría el otro, lo que a todos resulta raro, pero ya estaban acostumbrados a sus caprichos, fue la última vez que la vieron.  Ángel Freedman, su amiga dentro de la empresa, aportó algunos datos personales de la chica, que aumentaron lo dicho por su hermana, la joven comento que el padre del “crío” estuvo saliendo con Karen, por dos semanas, hasta que quedó embarazada, ella nunca lo conoció realmente; pero su amiga le contaba sus aventuras, sólo sabía de él que se llamaba Jonhas Nichols, al igual que lo hacían muchos hombres, éste la dejó tan pronto quedó embarazada, y se fue a Los Ángeles, sin que se supiera nada más de él, ella, dijo Ángel quién debía tener como 40 años de edad, era alegre aún con el embarazo, aunque los últimos días bajo un poco su humor, de seguro por estado de preñez que se hallaba.

Posterior al interrogatorio Hudson, Bill y Kurtain se desplazaron al centro de comunicaciones para revisar todas las llamadas hechas a la casa de la Sra. White, buscando alguna llamada que le pudiera llevar al asesino, dentro de las llamadas recibidas se hallaba una hecha desde Los Ángeles, a las 8:30 a.m. minutos antes de salir, tal como lo pudieron deducir de la hora de salida que aportó la hermana de la occisa.
-Tendremos que volver allá -acotó Hudson mientras veía a Bill- debemos investigar quién la llamo y si es posible ¿El porqué?
Bill riéndose, le dijo - Como si te molestara ver a la Srta. White, con sus torneadas piernas, su gran trasero y sus hermosos pechos.
-Solo habla Tarugueses teniente Bill- Gruñó Hudson- aunque bueno, no estaría mal, hacerle una visita una de estas noches -y se quedó viendo Kurtain a la vez que le guiñaba un ojo, él enrojeció y añadió- Tendría yo que verla para dar mi opinión.- Todos rieron.

Una vez en la casa de la Srta. White, tocaron la puerta, ella abrió con un bata muy corta de color rosa que le dejaban ver lo bien torneada de su silueta incluyendo sus bien proporcionados senos.
-Buenos días- dijo  sonriendo Susan- ¿En qué puedo ayudarles? ¿Descubrieron ya quien mató a mi hermana? - sus ojos se llenaron de lagrimas.
-Perdón por molestarla - agregó Hudson, apenado por la situación, pero ya estaba acostumbrado- venimos a hacerle unas preguntas sobre nuevos indicios que salieron.
Oh!, en ese caso pasen y siéntese- expresó la joven y todos tres pasaron a la sala, esperen mientras me visto, sonó el busca personas de Bill era el Capitán Jeremy que quería hablar con él y Kurtain, así que se excusaron y se despidieron, dejándolo todo en manos de Hudson.

Kurtain una vez salido del compromiso que lo puso un poco celoso, se dispuso a revisar el informe que hasta ahora llevaba Hudson, pensó que el próximo paso sería ir a los Ángeles a investigar la extraña llamada hecha a la joven, que seguro sería el papá de la hoy muerta criatura, así que apunto en número y buscó en guía telefónica la dirección a la cual pertenecía.  Una hora después llamó a Hudson y éste le dijo que preparara la salida para Los Ángeles. Por su parte Bill, fue hasta la morgue para preguntar sobre los adelanto con lo respectivo al cuerpo.

A Hudson no le gustaba dejar San Francisco, su ciudad era abierta a todas las culturas, rica, con grandes parques como lo eran San Bruno y Marin County, y toda una interminable serie de pequeñas comunidades de una gran vitalidad cultural, un puerto de primer orden, principal unión con todo el mar pacifico, era una ciudad donde se encontraba a gusto. Además los viajes siempre lo aburrían, todo la incomodidad y tener que lidiar con todo lo respectivo al traslado, realmente, le molestaba.

Otra cosa era dejar a Fiona, esta semana tuvo muchos reclamos de parte de ella por todo el descuido que la tenía, inclusive le dijo que si perdía la criatura era por culpa de él, a Hudson sólo le parecía histeria de mujer embarazada, estaba acostumbrado a esta clase de chantajes por ella, siempre quería que él se comportara como uno de los esposos de sus amigas, yendo a banquetes, perteneciendo a un club, hasta inclusive que cambiara de trabajo, esto lo había aprendido a tolerar, desde que la conoció sabía que tipo de persona era ella y seguramente fue esto lo que lo enamoró y después de pasar por todo lo que paso con su padre durante su noviazgo, esto le parecía poca cosa.

Se sentía culpable por dejarla, pero que podía hacer, el Capitán estaba hostigándolo con el caso, seguro cuando regresara le dedicaría tiempo a este asunto que indudablemente era nada, lo del embarazó la cambió un poco, además no podía estar en mejores manos, que la de su papá, lo menos que quería era encontrarse con ese grandullón reclamándole lo dejado que tenía a su “maravillosa” hija. Bueno lo de Kurtain, era un tema aparte, por primera vez él estaba siendo infame y eso también le quitaba las ganas de verla, le estaba jugando bien sucio, ahora no tendría excusa en su conciencia.