6. Dr. Rhode Moore

6. Dr. Rhode Moore




Se hizo un allanamiento a la casa del Dr. Moore, buscando algunas conexiones. En el lugar se encontró dinero en efectivo y una libreta con direcciones de otras partes del país, sobre todo nombres de bares de dudosa reputación, todos tenían diferentes fechas, los últimos anotados, cuales tenían fecha marcada de esta semana, pertenecían a la ciudad de Seattle; así mismo se hicieron pesquisas en la venta de chatarras, el caso no parecía  avanzar en lo absoluto.

Demasiados cabos sueltos, una de las soluciones era seguir la huella de Dr. Moore a Seattle, así que los agentes Miller y Kurtain se fueron, tal como lo dijo Miller, a la ciudad de Seattle, con la libreta de direcciones hallada en la casa del Dr. Moore.

Seattle es una ciudad en el oeste del estado de Washington, capital del condado de King, entre el golfo de Puget Sound y el lago Washington. Seattle, es la ciudad más poblada del estado, esta ciudad es un importante puerto marítimo al igual que San Francisco, cuna del movimiento Grunge, liderizado por la banda Nirvana, agrupación que ese día venía escuchando Kurtain durante todo el camino, su rabia no variaba muy por el contrario se iba acrecentando, Miller estaba muy incomodo durante el viaje.

Todo lo que tenían era muy poco, el médico ya estaba siendo buscado; sin embargo, nada podía descifrar el escondite, el último indicio de donde se hallaba era el puerto de Seattle; pero era imposible buscarlo en toda esa maraña de sitios, además, para ese momento, quizás hubiese salido del país. El hecho era que era la única pista que tenían era ésta, la aprovecharían al máximo. La prensa en San Francisco, preguntaba a cada rato; mas nada podía hacerse, el caso estaba obstruido en un pico de botella imposible de resolver. Pareciera que ese Doctor era la única conexión para resolver el caso.

Una semana en Seattle era el límite que se propusieron, parecía que nada los llevaría tras la pista del Moore, recibían llamadas todos los días del parte de Jefe, nada podía ayudarlos, buscaron en todo los bares de stripper, anotados en la libreta del doctor; pero nada, Kurtain, según pudo notar Miller, se tornó por esa semana un libidinoso que dormía con muchas de esas chicas, a Miller esto le inquietaba, porque no lo entendía.


En uno de los bares recibieron noticias de haberlo visto allí, le contaron que estaba acompañado de otras personas, un hombre de barba en forma de candado y un joven muy bien parecido, una de las chicas lo recuerda muy bien, le enseñaron algunas fotos y creyó reconocer al “El Douglas” dentro de los que se encontraban con él, parecía que hablaban de partes de autos, no así el doctor que estuvo callado toda la noche. Deberían volver a San Francisco, el que estuviera ahí no era indicio de nada, quizás estos sitios le gustaba a esa banda de mal vivientes.

Antes de irse de Seattle los agente Miller y Kurtain fueron a las carreras en el circuito de la ciudad, el sitio estaba lleno, se sentaron a observar la carrera, tomaron algunas cervezas, al tanto, observaban el espectáculo, a mitad de la carrera, Kurtain, divisó dentro del público a su archirrival de carreras, un joven muy arriesgado de nombre Bruce Smith. Lo saludó y siguió viendo la carrera.

El circuito estaba a reventar, era una pista ovalada con curvas bastante peligrosa, la mayoría ya había corrido con Kurtain; aunque algunos eran nuevos para él, el auto naranja de Bruce también se encontraba dentro de los carros, aunque al parecer lo conducía otro piloto, Kurtain se encontró con otros conocidos a los que presentó a Miller, a quien parecía también gustarle  las carreras de autos, si bien era nuevo para él, a Miller también le gustó la idea de apartar a Kurtain de los problemas recientemente sucedidos en San Francisco.

Pasado cierto tiempo llamaba Alessa a Stephen, pidiendo si antes de regresar a San Francisco podía pasar a verla, según pudo entender Miller por la llamada a Kurtain. El agente estaba muy nervioso hablando con la chica, contó cosas de menor importancia, y acordaron por teléfono ir a hablar sobre la eminente boda entre ambos, Miller escuchaba toda la conversación ya que estaba sentado al lado, pero disimulando, todo esto le pareció muy bien, le gustaba el vuelco que tomaba los acontecimientos, apreciaba realmente a Kurtain a pesar del poco tiempo que llevaba conociendo.

En las pistas la carrera comenzaba y todos los carros salieron más o menos parejos, luego fueron poniéndose en posición y la gritería se dejó escuchar por casi todo el recorrido de los autos por el circuito. A mitad de la carrera el joven rival de Kurtain se acercó hacia ellos y tuvo unas palabras con Kurtain, acerca de unas piezas que sólo se encontraban en Seattle, hablaban una jerga mecánica, por lo que Miller sólo pudo unir ciertas cosas sin sentido alguno,- ¡estos automovilistas!- pensó -no pueden pensar en otra cosa.

 El joven amigo de Kurtain iba acompañado de una joven que a él le pareció un poco nerviosa y creyó reconocerla en una de las muchas de bar de stripper, pero pensó que eran ideas suyas, estas chicas se echaban mucho maquillaje y era posible que se diera cierto aire y no que fuera una de ellas, pero también era cierto que ante una corazonada él casi nunca se equivocaba, decidió no prestarle atención y siguió viendo la carrera, el joven amigo de Kurtain tenía casi su misma altura, y aunque era muy bien parecido, se veía que era lo que llamarían un joven peligroso, pelo castaño y ojos de un color miel, se sentó con ellos, comentando los pormenores de la carrera.

Al término de la carrera todos salieron camino al estacionamiento, Miller y Kurtain se despidieron del piloto amigo de Kurtain. Ya en la salida del circuito Stephen escuchó que lo llamaban, le pareció escuchar a Williams Allen, su antiguo e infructuoso amor, llamándolo entre la multitud que salía,  pero le pareció extraño, seguramente alucinaciones, él estaba en un granja, probablemente criando cochinos y vacas, así que no le hizo caso; tomaron un taxi.

Recordó a ese joven que conoció hace tanto tiempo, si se hubiese quedado en Texas otra historia seria.    

De camino a San Francisco pasaron por la residencia de estudio de la novia de Kurtain, era una joven realmente bonita tenía una muy larga cabellera dorada,  su mirada reflejaba cierto misterio, y se comportaba con Kurtain como si ya fuesen marido y mujer, así que decidieron pasar la noche ahí, y salir en la mañana siguiente hacia San Francisco. Kurtain estaba muy tenso para discutir con Alessa el asunto de la boda; aún estaba totalmente destrozado por lo pasado por Hudson, no quería pensar en más nada que por el momento, así que le propuso a Alessa atrasar un poco la boda hasta que se resolviera el caso que tenía a toda la sociedad de San Francisco conmocionada. Ella entendió y le propuso dejarlo para el mes siguiente, Alessa notaba a Kurtain realmente mal, nunca un caso lo puso tan de malas. Esa noche pasaron haciendo el amor como nunca, esto también la extraño a ella y se dijo así misma que Kurtain estaba totalmente enamorado de ella, lo que disipó sus dudas acerca de otra mujer en la vida de Kurtain.

A la mañana siguiente los dos agentes salieron rumbo a San Francisco, no pudieron adelantar el caso pero Miller se sintió muy contento con el avance que tuvo Kurtain, tenía mejor cara y estaba de mejor humor, si bien esto le duró hasta que llegó a San Francisco, porque allá su fisonomía volvió a cambiar completamente a congojado. Para Kurtain todo San Francisco estaba atiborrada de dolor, realmente amaba a ese hombre y le hacía falta mucho más que eso para olvidarse del error que tuvo en su vida sentimental y peor aún en su integridad y moral, a menudo se quedaba pensando en lo ocurrido y cuando se percataba estaba llorando sin remedio.

Hudson salió del hospital, el doctor que lo atendía le quito la banda y la herida sanó muy bien, ya podía volver a la oficina. Su recuperación aún no estaba tan bien como él esperaba y todo le obstaculizaba para ocuparse de sus asuntos, ver a Susan, estar con el niño, pero sobre todo lo que más le estuvo en una especie de depresión angustiante era el no poder ver a Kurtain desde el incidente del hospital. La oficina estaba muy sola sin él; así que esperaba que llegara, necesitaba de alguien para hablar de todo.

La esposa de Hudson después del parto quedó muy extraña sobre todo con él, casi ni le hablaba, ni siquiera quería estar con el niño. Esto le molestaba a Hudson, pero ella siempre le discriminaba el hecho de haber pasado las ultimas semana y las más importante del embarazó “trabajando”, se lo pasaba deprimida o peleando con él, cada encuentro era realmente un batalla campal por todo las pequeñas cosas, a veces le daba por pensar que Fiona descubrió toda la verdad con Kurtain, y por eso el odio, pero después se decía que no.

El niño la mayoría del tiempo estaba con la nana, para él todo esto era nuevo, así que se pasaba el mayor tiempo que podía con el pequeño, feliz de cada cosa, de tenerlo en brazos, de limpiarlo, de bañarlo, en fin, todas las cosas que traen los niños.

 La mañana que regresaría Kurtain de los Ángeles, Hudson se despertó, y se puso una nueva camisa, era preciso hacer que Kurtain lo perdonará, no estaba de mucho humor para estar en mala disposición con nadie, llegó a la oficina y sentó a esperar a Kurtain, cuando éste llegó con Miller, se portó indiferente con él, esto colmó a Hudson y comenzó a echar maldiciones con todo aquél que quisiera acercársele.

 Por su parte, a Kurtain el viaje le hizo entender muchas cosas, alejarse un poco de la situación lo centró y hubo dado otra perspectiva, entre ellas el hecho de que aunque quisiera mantener esta relación estaba marcada por la infelicidad y no era lo que él quería para la vida, tenía que tomar una dedición por el bien de todos y esa era, si bien era una de las cosas más difíciles que haría en su vida, terminar con todo de raíz.

En la tarde antes de salir ambos se quedaron rezagados en la oficina, no quedaba nadie, Kurtain tropezó con Hudson, pidió perdón y luego siguió. A Hudson esta reacción lo intranquilizó, lo tomó del brazo apretándolo con fuerza:
-¿Perdón de qué?, yo soy él que tiene que hacerlo, que te traes Stephen ¿A qué estás jugando?   
- Pidamos perdón los dos y asunto arreglado- expuso Kurtain a Hudson que no entendía nada o no quería entender, Kurtain se soltó de Hudson y fue  de la oficina camino a la salida, Hudson lo miró mientras marchaba, con un puño golpeó la pared y quedó sentado sin entender nada, era indudable que esto fue un adiós de Kurtain.

Hudson de camino a su casa no podía calmarse, así que dio un golpe en volante, y dio la vuelta en “U”, para buscar de nuevo a Kurtain. Las cosas no podían quedar así, sabía  en donde encontrarlo en las tardes, las prácticas de autos en la vieja pista abandonada a las afueras de la ciudad, subió el volumen a la radio y se dispuso a ir hasta allá.

La pista era un viejo circuito abandonado, pero un grupo de corredores de autos de carreras callejeras la rescataron, entre ellos se encontraba Kurtain, era una pista ovalada, con varios neumáticos colocados alrededor de ésta, una tribuna, dos grandes galpones que hacía las veces de taller  y un edificio abandonado que no utilizaban por miedo a que cediera en cualquier momento. Detuvo el auto a un lado de la carretera, junto a dos palmeras que estaban sembradas muy cerca de la pista, se sentó en capo del automóvil y se dispuso a ver la carrera, varios carros se encontraban en la plataforma de arranque, las luces se encendieron y fueron bajando de color hasta darse la partida. 

Un total de nueves carros salieron, tratando de ir adelante uno tras del otro tomaron una fila más o menos homogéneas en el circuito en forma ovalada con las curvas peraltadas de 1.6 kilómetros, el carro que conducía Stephen era de color azul con rayas amarillas y se ubicaba en la segunda posición en las primeras vueltas de un total de veinte, durante algunas  de ellas se mantuvo en esta colocación pero luego fue bajando, al final de la carrera se hallaba en sexta posición, lugar donde finalizó, el ganador fue Bruce Smith con su auto de color naranja muy vistoso, y muy costoso según la poca experiencia en esta cosas, Hudson se preguntó:
-¿Dónde trabajará este joven para tener un auto de este costo?- escuchó de Kurtain que era un joven de bajos recursos, Hudson esperó a que todos se dispersaran, no fue sino al irse que Kurtain notó la presencia de Hudson a un lado la pista, fue a donde estaba él.
-¿Quieres algo? -preguntó Kurtain- o ¿éstas de espectador?
-Hablar contigo ¿Puedo?- Le preguntó Hudson, sin atreverse a mirarlo a los ojos.
-Sobre el caso ya hablaremos mañana en la oficina, en horas de trabajo, o es que hasta aquí te persigue el trabajo.
- ¡Demonios Stephen quiero hablar contigo!- gritó Hudson pero Kurtain no respondió, por el contrario  dio media vuelta y montó en su auto y volvió a casa, Hudson lo siguió, Kurtain entró a la casa y segundos después Hudson tocaba la puerta,  Stephen le dejó pasar y subió al cuarto a bañarse. No pudo evitar que Hudson lo siguiera y se sentara en la cama sin decir ninguna palabra. Kurtain se quitó el mono e hizo como si Hudson no estuviera ahí, debajo tenía una franelilla rota muy corta y unos suspensores blancos con elásticos que  levantaban aún más sus exuberantes nalgas, Hudson lo observaba, lo tomó del brazo y le gritó:
-No puedes acabar así conmigo, por lo menos creo que me debes una explicación ¿Tan pronto dejaste de quererme?- esputó Hudson.
- Aquí fui yo el agredido, recuérdalo, yo no fui el que e importó un demonio lo que yo sentía por ti- Respondió Kurtain y para soltarse le metió un puñetazo a Hudson por el estomago, por momentos Hudson quedo sin aire, pero cuando reaccionó le devolvió el golpe a Kurtain que lo tiro de nuevo de bruces en la cama y luego se le tiró encima y comenzó a darle besos a Kurtain que, sangraba, mientras se quitaba la ropa, Kurtain no podía evitar lo que pasaba. Pero aún así pudo desatarse.
-Ya basta –dijo Kurtain parándose de repente, se fue al baño, se dio una ducha y luego bajo y se acostó en otro cuarto, Hudson se quedo echado en la cama mirando el techo, espero un rato y luego partió hacia su casa.

Al día siguiente los dos llegaron juntos a la oficina, Miller los estaba esperando para sorpresa de los dos, al ver a Kurtain y Hudson con algunos moretones expresó:
- Un solo día tienes en la estación y ya traes problemas Hudson- ninguno de los dos comprendieron los comentarios.
-¿Por qué lo dices?- preguntó Hudson-¿Acaso hay algo que yo no sé?
-Creo que lo sabes y muy bien- Se calló y comenzó a sacar unos papeles del maletín, Hudson y Kurtain siguieron sin entender nada. Los dos se preguntaron si de repente Miller podría saber algo. Pero se miraron y se dijeron -no, no- al unísono, seguro estaban volviéndose paranoicos.

-El bar que frecuentaba el Dr. es un establecimiento que comúnmente utiliza algunos corredores de autos de la ciudad de Seattle, el problema es saber que hacia esa sabandija allá, no sabemos quién era el tercer acompañante, pero al tenerlo seguramente tendremos ensamblado todo el acertijo- indicó Miller.
-Si estás buscando corredores de autos Kurtain te puede ayudar, conoce a personas que se mueven en ese círculo y creo que conoce todos los talleres de la región -Dijo Hudson.
-Si eso ya lo sé, estuvimos en circuito en Seattle viendo algunas carreras con su amigo el joven Bruce, ¿Pero no sé cómo te metiste en esto?- preguntó Miller a Kurtain.

Luego Kurtain explicó como entró en las carreras y se hizo corredor de autos, parecía que existía una conexión en todo esto pero no podían hallar que cosa era, volvieron al cuarto donde tenían la reseña del caso y emperezaron a marcar las posibles conexiones, pero nada. Se fueron, al primer lugar donde debían empezar a buscar, a la vieja pista de carrera, afueras de la ciudad, donde practicaba Kurtain en las tardes y donde tuvo la ultima discusión con Hudson.

El lugar estaba movido polvo por todas partes, lo que indicaban que era una tarde de carreras, se sentaron lejos de la pista y Hudson, Kurtain y Miller abrieron una cerveza, el caso los volvería alcohólicos. Estaban los tres sentados en el capo del auto viendo a los carros dar vueltas en el circuito, justó en  las palmeras donde ayer estaba sentado Hudson, sorpresivamente vieron salir de uno de galpones a Susan White, en ese momento quedaron estupefactos,  llevaba pañoleta, pero aún así la reconocieron, los tres se vieron y bajaron del carro a toda prisa y por senderos diferentes se decidieron seguir tan extraña casualidad.

Susan tomó un refresco y fue directamente donde estaba Bruce Smith, conversaba con él en lo que parecía era un pleito entre los dos, la chica descubrió a Kurtain, al igual que antes los agentes, se sorprendió verlo ahí, le hizo un comentario a Bruce, pero éste le explicó que Kurtain también participaba en  las carreras, esto no la satisfizo se puso sus gafas y salió en su coche a toda velocidad, Kurtain se quedó mezclándose con otros corredores al verse descubierto, pero Miller y Hudson siguieron el auto amarillo de Susan White.

Nada tenía sentido, pero era probable que Susan anduviera también metida en todo este lió, si hasta ayer habló con ella; se decía Hudson, ¿qué pasaría? sería toda una trampa, todas las noches que pasaron juntos, debe haber una explicación ¿Pero cuál? mientras Miller a su lado no decía nada porque lo sabía todo, conocía todo el maremoto que ocurría en la cabeza de Hudson, estaba al tanto lo de Susan, si bien no  hasta que punto le afectaba hasta ahora.

El carro amarillo iba directo al banco, se detuvo y ellos muy atrás también se detuvieron, la mujer bajó del carro y entró al banco, en él  paso un tiempo hasta que salió, luego todos notaron la llegaba otro carro color azul, de donde se bajo Dr. Moore.

Esperaron a que los dos conversaran. En cierto momento  hubo un traspaso de una bolsa que aparentemente pudiese ser una cantidad de dinero, recién sacada del banco, Miller y Hudson se quedaron sorprendido y en la cabeza de Hudson la conexión era evidente, por eso pudo entrar al hospital, ella iba a matarlo en el hospital, cuando paso burlando la seguridad del hospital, pero porque no se dio cuenta de todo esto que pasaba, él no podía entender nada. Miller lo saco de su estupor y preguntó,
-¿Qué hacemos?
- Seguirlos -contestó Hudson- esa maldita hija de perra- lanzó su ya acostumbrado golpe al volante, con la cerilla entre los dientes, que algunas veces, al igual que Kurtain, molestaba a Miller. -¿Se habría burlado de mí?-se pregunto Hudson.

            Susan y Doctor se subieron en el carro del médico y fueron hacia la casa de la joven maestra. Hudson estaba tratando de poner en orden todas sus ideas, se decía así mismo que fue engañado, era ella que desde el principio lo planeó todo para enterarse de lo respectivo a la investigación, fue de cazador  a presa.

 Estacionaron, los agentes, el auto en cuanto llegó el doctor a casa de Susan, se bajaron del mismo; un camión se atravesó en el medio de la carretera y por un momento le perdieron de vista, cuando volvieron a ver ya el auto del doctor no estaba. De inmediato salieron a toda velocidad para alcanzarlo, pero era inútil se escabulló, los agentes dieron varias vueltas pero nada, así que decidieron hacer una visita a Susan.

Al llegar ahí, tocaron la puerta y vieron por la ventana. Todos los bolsos de Susan se hallaban colocados en la cama, era innegable que se iba de viaje, así que Hudson forzó la puerta como lo hizo tantas veces durante ese tiempo, ella se sorprendió al verlo, se colgó a su cuello; no hubo notado la presencia de Miller, éste se escondió en la parte de atrás de casa, Hudson la apartó y preguntó sumido por la rabia.
-¿Qué pasa? ¿Hacia dónde vas?- Susan de inmediato contestó.
- Creo que me voy, porque acá estoy muy atormentada con la muerte de mi hermana.
-¡No me mientas, sucia perra!- y con fuerza la tomó del brazo y la sentó en el sofá de la sala.
-¡Te lo juro! -grito ella angustiada por la reacción de Hudson.
-¿Que hacías con el Dr. Moore? Maldita puta. Me tendiste una trampa para enterarte de todo lo que pasaba con la investigación ¿No?
-¿Pero de que hablas Hudson? ¿De qué Doctor hablas?- se paró muy nerviosa y se dirigió a la cocina, hasta allá la siguió Hudson que no la vio sacar una pistola de una de las gavetas de la alacena, al entrar en la cocina Hudson se halló con la sorpresa de ver a Susan apuntándolo.
-No saldrás de aquí vivo imbécil- su rostro cambio de ser una joven agradable a convertirse en una verdadera vampiresa, que asía el arma que tenía en la mano con mucho profesionalismo. Lo miraba fijamente, en sus ojos la ira de saberse descubierta. Hudson por su parte por el momento se olvido de Miller, lo recordó sólo en al instante que lo vio salir de atrás de Susan y tomarla por sorpresa, quitándole el arma, mas ella pudo escaparse e ir en dirección de la puerta de atrás, salió corriendo, en cuanto los agentes tomaron control de sí, salieron a buscarla; sin embargo, los minutos perdidos fueron  claves para el escape de Susan. Cuando volvieron  no se dijeron nada, revisaron el apartamento, antes que hacerlo se volviera engorroso, encontraron aún las maletas preparadas, nada en particular. Para Hudson era evidente que ya Miller sabía todo al respecto de la aventura que tuvo con Susan, así que le pidió a Miller que no dijera nada. El asintió con la cabeza.

            Llegaron a la estación, contaron todo lo pasado, omitiendo todo de la historia que mantuvo Hudson con la indiciada, aunque era inútil, Bill soltó la bomba.
- Hudson recibimos una llamada de Susan que atendió Capitán Church, creo que tiene que hablar contigo, esta vez  estás metido en líos, amigo.- Hudson se dirigió a la oficina. Una tormenta se avecinaba.