9. En juego, la cordura


9. En juego, la cordura

            Libres


 

Las cosas volvieron a ser relativamente igual, estaba practicando, incluso el entrenador contento, como rara veces se vio, programó el encuentro nuevamente, estaba en juego su reputación en las canchas locales, quería ser profeta en su tierra así que puso gran empeño en este juego que se aproximaba, fijo todas lo detalles que lo llevaría a consagrarse en su patio.  Lo que para otros era un juego más para él se estaba convirtiendo en una obsesión, no sabía que pasaba con el joven. Ordenó no volver a mencionar nada respeto  a la desventura sufrida.  

Lo cierto era que necesitaba de él hoy más que nunca, desde muy joven lo llevó a lo que es hoy en día, claro aunque fuese su papá quien a la edad de tres años descubrió la pasión por este deporte, él desde su primer torneo a la edad de diez años. 

Quería hacer más por él, pero la disciplina no era algo que lo caracterizaba, salía muchas veces sin que él pudiera hacer nada, de adolescente estuvo metido en algunos problemas de rebeldía y de niño mimado por una madre que se había convertido en su dolor de cabeza, no sabía qué hacer  con esa mujer, quien lo perseguía a menudo.

 

Jamás pensó que ese viaje lo afectara sobre manera, estaba totalmente desubicado, no sé lo que pasó allá, pero lo que fuese lo dejó muy afectado, a tal punto que lo llevaron a este estado de depresión, su vida estaba tomando rumbos desconocidos, pero si continuaba así el desastre sería inminente.  

Días después de sus semanas depresivas las cosas cambiaron, estaba más centrado, había dejado de salir en las noches, se dormía temprano y estaba practicando con más ahínco, el venidero encuentro con el enemigo lo tenía entusiasmado pero no con la euforia como otras veces, si se podía decir que había madurado pues eso era.  

El entrenador decidió llamar para confirmar la fecha del encuentro, habló con el mismísimo Michael, quien atendió la llamada, contactaron a fecha y él le informó que nuevamente salía para allá. El entrenador no gustaba de ese joven le parecía impetuoso e irrespetuoso, afortunadamente no era a él quién entrenaba.  

Por su parte el joven tenista se preparaba para el encuentro, atrás habían quedado los días pasados en el recuerdo del piloto, no es que lo había olvidado, pero había decidido no empecinarse más, fue muy claro con él estaba confundido y no podía obligarlo.   Se dijo así mismo que tendría que jugar, eso era algo, amaba jugar, pero también quería tener una pareja alguien a quien amar, pensando en esto tiró la pelota fuerte con la pared, ¿qué tipo de pareja seria? 

Alguien observándolo desde la tribuna lo sacó de concentración, frente a sí tenía a Michael, quien lo saludó con una mano y él fue hasta él:

 -¿A qué hora termina tú practica?

-Ya estaba por concluirla. He mejorado desde la última vez que nos vimos si bien no del todo, claro que no me será difícil derrotarte- dijo esto mientras se reía, el otro tenista  también rió. 

-¿Por qué no vamos al lago en dónde te encontré la última vez? He traído algunos señuelos muy efectivos, según me dijeron cuando los compré, tengo muchas ganas de volver a pescar. 

- Pues vamos- dijo mientras alzaba los ojos, se había dicho no volver a pisar el hangar, pero parecía que había pasado mucho tiempo desde la última vez que dijo eso.   

 Después de un tiempo estaban los dos en el lago y el hangar quemado.  -¿Qué paso aquí, donde está el hangar?

-Lo quemé.  – respondió secamente François.

-Vamos, que te dio duro lo que fuera que hubieses tenido, - se pusieron a pescar en el pequeño muelle. La tarde comenzaba. 

-Nunca me dijiste qué tenías la última vez que estuve acá. –preguntó Michael sin dejar de ver el cordel que se movía, algo picaba su carnada.

 -No, nunca te lo dije  es algo personal- quería contarle lo sucedido a alguien, necesitaba desahogarse con alguien y no sabía si Michael era la persona correcta,  a pesar de  hasta hace poco parecerle odioso el haberle tendido la mano en aquella oportunidad le brindaba cierta confianza que nunca había tenido con nadie, ni con el piloto.  -Te entiendo 

-¿Y ya vienes a entrenar para el encuentro? Eres muy dedicado.

-No, estaba realmente muy cargado allá, me acordé de este sitio y quise venir a pasar un día acá, al igual que tú creo que tampoco estoy muy bien, he hecho cosas que no acostumbro y ya ves quiero parar un poco la situación, algunas veces me gustaría vivir aquí, es un sito agradable,- mientras hablaba el joven parecía de nuevo ausente.  

-…Cuando estuve secuestrado, nos escondimos en una cueva por varios meses, allí había una fosa y el agua era tan clara que podías ver varios metros de profundidad, allí había colosales peces, -se quedó pensando y dijo- ciclópeos peces, - para indicar el tamaño real de los peces- que deambulaban de aquí a allá, no pensé que los extrañaría, se sentía tan bien allí, a pesar de estar en la situación que estaba.  

Me hubiese gustado hacer muchas más cosas, porque entendí que hacer sólo una cosa, te pierdes de hacer otras más, solo allí aprendí a valorar las cosas que tengo. Un día este dolor que siento se me irá y ya ves volveré a ser el mismo.   

-No lo creo, que puedas volver a ser el mismo que antes fuiste. Aunque antes no te conocía pienso que una cosa así debe cambiar mucho a las personas. 

-No sabes cuánto- dijo el tenista. -Esa noche que estuve contigo, no te lo dije… pero te escuché llorar por el piloto del avión, Alain, decías entre el sueño que lo amabas y que no te odia hacer eso- se detuvo buscando las palabras correctas- te entiendo porque sufres, el ver quemado el hangar me hace pensar que ya lo vas superando. 

Quedó sorprendido ante la declaración de Michael,  todo el mudo parecía saber por lo que pasaba, bueno no era muy difícil intuirlo después de haber llorado tanto aquella noche. Le agradó que alguna persona en el mundo comprendiera su dolor. Michael era una persona bastante madura para su edad. Así que ya no tuvo nada que guardar le contó todo lo que pasó con el piloto, y pudo tener otro punto de opinión.  

El hablar sobre problema le daba algo de paz, no era tan terrible como pensaba, era una condición que él no entendía y que le obligaba a amar a alguien diferente al promedio, se sinceró por primera vez aquella noche y rio ante su pesar.  

Michael trataba de prestar atención, pero lo cierto era que algunas veces no entendía muy bien, no entendía como el joven pudo enamorarse del piloto, no entendía la homosexualidad, le preguntó cuándo se lo diría a su familia.   

El quedó pensativo…- no lo sé- respondió- me imaginó que algo intuyen no dejé mucho a la imaginación todas estas noches que estuve llorando mi desamor, ellos supieron antes que yo por lo que pasaba, creo que han sabido desde hace mucho que yo, pues soy homosexual. – esa última frase le costó un poco mencionarla. –Si lo creo. 

 Michael no quiso seguir ahondando, era su vida  y si había venido era para eso, para dejar claro un poco las cosas, ahora podrían entenderse mejor. Tendieron la carpa y allí pasaron la noche. François durmió como nunca había dormido todas estas noches, se sentía libre de un peso, pero sabía que le esperaban nuevos retos que enfrentar. Tendría que espantar muchos fantasmas y para eso le esperaban ciertas dificultades.   

 

Regreso a las canchas  


Todos los días el joven practicaba sin vacilación tenía que estar en forma para el torneo, el cual llegó al día preciso. Frente a él  Michael con una cara diferente, el semblante de la competencia, esperaba, los dos se enfrentaban cara a cara. 

Todo invitaba a pensar, que el envite sería el mejor de la pequeña ciudad, por un lado Michael que nunca había jugado frente al campeón,  y por el otro después de  la experiencia sufrida, François, todo apuntaba que este sería un triunfo para el primero por los constantes ataques depresivos de François. Pero el campeón François, que eligió este día para hacerse mayor y crecerse como nunca.

François, estaba en el mejor momento tenístico de su carrera, disputó el partido de su vida. Con un tenis agresivo y preciso desde el fondo sacó del encuentro a Michael desde el comienzo. En todo momento demostró una fuerza mental jamás vista en él. Una confianza de la que había carecido a lo largo de su carrera  y producto de la experiencia vivida había decidido sacar en ese encuentro.

Ante una pista central abarrotada de un público favorable al campeón François, pese a los constantes ataque de la prensa, que veían su estado de ofuscación. François  comenzó el partido muy nervioso, pero el paso de los minutos y los buenos resultados le irían calmando. En el primer juego concedió dos pelotas de break a Michael que, como preludio de lo que sería un calvario para él, las desaprovechó.

Michael dispuso de hasta ocho pelotas de rotura a lo largo del encuentro pero no fue capaz de lograr certificar ninguna, lo que le provocó una psicosis  en Michael. Cabizbajo y hundido desde muy pronto, Michael estuvo desconcentrado en ningún momento se metió en el partido.

François rompió el saque de Michael en el quinto juego y comenzó a imponer un ritmo muy alto. Pocos errores y golpes fuertes buscando las líneas eran sus virtudes. En todo momento buscó mover a Michael, que no era capaz de dominar desde el fondo y cada vez que golpeaba en carrera el punto caía del lado del campeón.

El primer set cayó muy pronto del lado de François. Ganó nueve juegos consecutivos para ponerse con 5-0 en el segundo. Michael seguía sin poder hacer frente al ciclón.

En el tercero Michael se recuperó y creció un poco y dio la cara, pero François seguía muy por encima. Sólo necesitó una nueva rotura para, apoyándose en su saque, certificar un triunfo merecido. En lo que era su triunfal regreso.

Michael fue apabullado  en tres sets (6-2, 6-1 y 6-4) y François rompió todos los pronósticos, no sólo por su victoria, sino también por la forma de lograrla.

 

Al finalizar la  competencia François se fue al podio a recibir su trofeo, miraba al público y allí lo halló en las últimas fila de espectadores, tenía una chaqueta de cuero y pantalones de mezclillas color negro, al posarse su mirada en la suya le refirió un saludo, allí estaba tal como recordaba, sin poder evitarlo dentro de él estallaron recuerdo que pensaron que estaban muertos. 

Quiso llegar hasta donde él se encontraba pero le fue imposible, varias personas lo felicitaban y al buscarlo nuevamente entre el público, se había ido.  

Cuanto fue posible deshacerse de las personas que allí estaban e incluso de su contendiente, montó en su auto y partió al lugar donde lo encontraría, recordaba lo que había sufrido solo quería encontrarse nuevamente con él y hablar de cualquier cosa, lo que fuese que calmara esta ansiedad que sentía dentro de sí.   

Lo halló de cuclillas en el ya quemado hangar, el joven no recordaba este detalle, pero luego le explicaría. Detuvo su auto y caminó hasta él. Sus piernas se sintieron desfallecer, era ese a quien amaba, era ese por quien su pensamiento no estaba ni un minuto contento. 

-Lo quemaste todo. 

-Sí, perdóname estaba muy molesto; no estaba- rectifico-  estoy muy molesto aún. Quisiera olvidarte, quisiera no sentir esto que siento pero es inútil es más fuerte que yo y por ello desfallezco de dolor, aún te amo como nunca creí amar a nadie. En las noches me levanto sólo para buscarte y no encuentro nada, estas destruyendo mi mundo y nada puedo hacer para evitarlo. Te extraño tanto. 

Caminó hacia el pequeño muelle, hasta allí llego el piloto, lo abrazó por la espalda y el sintió desvanecerse, estaba poseído de un arrebato se volteó y beso, primero suavemente y luego con toda su pasión no quería que ese momento se acabara.  -¿Quieres hacerlo, tal como antes?

 

Una y otra vez daba en las heridas de su corazón, se apartó violetamente, y miró hacia otro lado tratando de apagar un fuego que estaba encendido en él y que quizás nunca se apagaría hasta consumirlo por completo, era inútil necesitaba tocarlo, que importancia tenía que él no lo amara, que él no sintiera lo mismo. 

 

 Sintió como el acaricio su cuerpo  se sintió desfallecer, sintió que el aire le faltaba y sedería a su pasiones, el pilotó tomó la cremallera de su pantalón y fue bajado,  para luego meter las manos por sus nalgas, pero el joven haciendo un alto dijo que no, no podía hacerlo, no podía aumentar su dolor como antes lo hacía, después de acá quedaría destrozado sin que pudiese evitarlo. No, no podía ser.  Necesitaba alguien que lo amara y ese no era el piloto.  

Cayó de rodillas en el pequeño muelle sin saber siquiera que por un momento perdió la realidad, y un abismo se abrió frente a él, y comenzó a llorar como si fuera un niño, nuevamente se sentía abatido por el dolor de encontrarse en ninguna parte, en no pertenecer a nadie, de estar totalmente ausente del amor. 

Una noche para llorar y para morir nuevamente. Su corazón estaba destrozado sin remedio, su alma estaba libre y sola.    

 

En la tarde toda su familia, su amigo y el entrenador, lo encontraron solo en posición fetal en el muelle, comprendieron que François pronto los abandonaría en la locura de la experiencia vivida. Todos se abrazaron y lloraron.

[…]

Después del triunfo del juego las cosas sufrieron otro percance, y su depresión se manifestó nuevamente en él, estaba como en una montaña rusa de sensaciones no parecía ser el mismo joven, estaba atravesando una época extraña que no podía comprender.  

 

Para quienes lo acompañaban, las cosas  tampoco eran fáciles. Nadie sabía que sucedía, y entre estos su entrenador, quien veía destruido sus sueños de gloria honrosa en su carrera. Algo había hecho mal y tendría que averiguar qué cosa era, por qué había apagado la motivación en su pupilo, su brillantes era evidente y sería una verdadera estrella si no fuera por… en este punto se quedó trabado ¿Qué cosa era?, esa maldita isla, no sabía que había vivido en esa isla pero allí estaba la clave. 

Llamó al amigo para quien también él se convirtió una persona a quien no conocía, hablaba con él tratando de saca algún secreto.  -¿Cómo es que llegó allí?

-No lo sé yo tampoco, esta como loco, no quiere decirme nada, dejó de frecuentar chicas y entre todas las cosas eso me preocupa.   

-Quiero creer que allí seguramente está la clave, ese piloto con quien estuvo la isla. Seguramente no volverá a ser quien alguna vez fue. Pero yo tendré que evitarlo a toda costa he puesto mucho en él como para ahora tirarlo por la borda.  

Sentado en su oficina giraba la silla de lado a lado había dado mucho tiempo para dejar que se sanara, pero ahora no estaba tan seguro de ello, tendría que tomar el control por su cuenta  encausar de nuevo las aguas.   

El joven presa de la melancolía nuevamente trataba de luchar por salir de ese sitio, pero como hacerlo si quizás estaba para siempre allí, quizás para él toda la felicidad había acabado, se odiaba por dejar que las cosas llegaran a donde llegaron. Una y otra vez se decía lo mismo. Seguramente toda la vida fue homosexual pero no había podido dase cuenta de ello.   

Esa era una situación con la cual no podría luchar, estaba realmente preso de sus emociones y de sus desvaríos, quería correr tras el piloto sin importarle que él lo quisiera o no lo quisiera, necesitaba sacar todo eso que yacía en sí y que lo atormentaba día y noche.  

Dejaría que las cosas pasaran para poder enfrentarse a eso que lo angustiaba. Cuanto tiempo esperaría, un año, dos años, acaso tres años, no sabía cuánto tendría que esperar estaba en una encrucijada de la cual no tenía respiro ni ninguna posibilidad de salir para enfrentarse. Necesitaba huir y pensar más serenamente, se retiraría un año de toda competición.  

 

Realmente Perdido  


 

Tomó una decisión un tanto desesperada, se iría a pasar un tiempo apartados de todos y de todo, el entrenador vio esto con malos ojos pero al final aceptó, su familia también se sintió incomoda por dejarlo sólo por un tiempo los ataques depresivos continuaban  haciéndose cada vez más frecuentes.  

Sin embargo aun así se despidió de todos y fue al aeropuerto lugar donde empezó toda esta locura que lo había dejado siendo una persona que no  conocía, una persona que le costaba mucho ser y que lo cansaba enormemente.  

Al llegar al aeropuerto, sintió que alguien lo seguía, eran paranoias suyas, siguió caminado,  posteriormente sintió un golpe que lo derribó.   

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario