10. Golpe Final.
Emergieron
a la superficie de la boca de su violento enemigo… los latidos en su
corazón galopaban a trote violento, la
claustrofobia comenzó a apoderarse de ellos, debían salir de allí, el submarino
quedo flotando por algún tiempo, luego
comenzó de nuevo a hundirse.
Aprovecharon
este pequeño respiro y salieron de él, no querían volver a sumergirse en
aquellas aguas, al salir se encontraron solos en el mar con un monstruo feroz,
el submarino no se hundió del todo sino que quedó flotando en mar llevado por la
corriente.
Los
dos náufragos comenzaron a buscar, y a lo lejos vieron a sus amigos aun
esperándolos, emprendieron la marcha a la improvisada barca que habían armado
los dos marineros sobrevivientes, faltaba poco para llegar y vieron emerger el
monstruo entre ellos y la balsa, el monstruo dio un salto descomunal que produjo olas que
alejaron a David y Martin del resto, aún era la tarde, el sol molestó al
monstruo que se hundió nuevamente entre las aguas del pozo.
Esta
fue la oportunidad que esperaban, nadaron nuevamente hacia la balsa, allí
montados debían alejarse lo más rápido posible, pero como remar sin hacer
ruido, decidieron esperar que fueran llevados por las corriente.
El
capitán contaba su pequeña aventura dentro del submarino al lado de los más
feroces peces que había visto jamás. Todos escuchaban y no daban crédito a lo
que decían, su imaginación tenía un tope. Único ausenté de la conversación era
David, su mente divagaba por alguna parte. No había cumplido lo que se propuso,
matar el monstruo, aunque no tenía sus cuevas, aún conocía la manera de subir a
la superficie.
Debían
matarlo; pero cómo, no sabía hacerlo.
La noche cayó y la balsa no había
avanzado mucho, pareciera que las corrientes no ayudaban mucho. Un ruido
proviniendo del pozo se escuchó, era obvio que ese ruido venia del monstruo y
que vendría por ellos, algunos rezaron, los cuatro estaban unidos en el
infortunio.
El
monstruo dejó enseñar el lomo y luego sumergirse en dirección a ellos.
Nerviosos
se pararon con dificultad en la tambaleante balsa. Nada tenían para defenderse,
el animal no volvía a salir, estuvieron preparados para la muerte por bastante
tiempo. Ninguno hablaba, sudaban, poco le importaba el frio ni la situación de náufragos,
una sola ocupaba su atención y eso vendría de alguna parte de allá abajo.
Un
sonido les dejó descubrir por donde atacaría, por la parte de abajo se coló el
sonido y la balsa en la punta del animal se elevó del agua como volando por los
cielos, cayendo nuevamente en la superficie y lanzado a los tripulantes a
diferentes partes.
Cada
uno permaneció en tensión flotando por el agua, nadie quería ser el primero que
moriría en las fauces del animal, el polizonte no lo soportó más y se sumergió
en lo profundo del agua. Miró a su alrededor por donde estaba la bestia.
Observó los pies el viejo Lucas
y luego la bestia venir de un lado a toda velocidad y partirlo por la mitad.
Salió
despavorido, miró a Lucas ser engullido
por la criatura…
Todos
comenzaron a nadar por instinto fuera del alcance del monstruo, el mini-submarino
yacía en el mar, aún quedaban algunos detonantes. Tendría que nada hasta allá y
luego vería lo que hacía.
Una
vez recuperado los explosivos, sentía una furia interna por acabar con todo, ya
no importaba el monstruo, su vida o el dolor, necesitaba acabar con la
pesadilla que comenzó hacia cinco años. Necesitaba darle a fin todo.
Comenzó
a nadar a favor del monstruo y contrario a donde sus compañeros se movían, se
sumergió, y fue directo al submarino, el monstruo daba vueltas con una
velocidad increíble. Él tomó un cartucho y espero detrás del submarino, luego
no pudo aguantar más y salió a la superficie, una tormenta había comenzado a
formarse en la noche e hizo que las olas fueran más grandes, nadó con una
mano y sujeto bien el explosivo, quería
terminar con todo y comenzó a chapaletear.
Nunca
más le tendría miedo al monstruo, nunca más dejara que dirigiera su vida,
estaba dispuesto a acabar con él. Hizo mucho más ruido. El capitán no sabía lo
que planeaba el polizonte; sólo sabía lo que estaba haciendo era una locura, le
gritó para que desistiera y luego vio el monstruo acercarse al polizón, los dos
frente a frente, levantó a mano con los
explosivos en ella, estaba dispuesto a
matarlo así muriera junto a él…con cara de decisión lo invitaba a acercarse, se
sumergió con los explosivos en la mano, nado hasta estar a una distancia media
del agua, no miró al monstruo por ninguna parte. Giraba la cabeza de lado a
lado y sintió algo venir hacia él, era el monstruo no quedaba duda.
Sintio una mano a su lado, el capitán nadaba
junto a él, no dejaría que muriera solo, estaba allí para él… juntos tomado de
la mano miraban la sombra negra que se acercaba… el monstruo paso a su lado muy
velozmente ellos lo vieron dar la vuelta para la envestida final, tomaron los
explosivos los dejaron allí flotando y
emergieron a la superficie… el monstruo
engulló los explosivos… apartándose de
ellos.
Lo
que paso después fue la explosión en mil pedazos la cabeza del animal. Voló
fuera de la superficie y cayó en el agua hundiéndose en lo oscuro de la cueva. ..
Todos
pegaron un grito de alegría el monstruo estaba destruido para siempre… la noche amenazaba con tragárseos y no
saldrían vivo de este naufragio, no había nada a kilómetros. No podían nadar
tanto en aguas repletas, por lo menos de tiburones, del bote no había quedado
nada, lo poco que quedaba el monstruo lo había destruido.
La
gran criatura con la cabeza destruida flotaba a su lado, se vieron a la cara
y…nadaron al monstruo, este ofrecía un excelente lugar para descansar, el gran
animal flotaba en la noche, era una locura, pero que cosa en esta pesca no lo
era, eso o morirse irremediablemente en el fondo del mar.
Treparon
el monstruo y montaron los cuatro sujetos. Se sentaron en el gran lomo del
animal muerto. Todos reían, era realmente irónico, que algo que temiera se
convirtiera en su transporte para escapar de agua.
Desde
donde estaban se podía ver aún el agujero, perfectamente redondo, no querían
estar encima de él, unas burbujas los puso alerta, un gran pez salió del él,
tan grande que cualquiera palidecía ante él, acaso más de cien metros, se deslizó por el agua fue hacia las profundidades. Esto era sinónimo
de que cualquier cosa podía salir de allí,
ellos no podrían evitarlo. Vieron el gran pez alejarse, escapó para
sumergirse en las aguas profunda de los mares circundantes.
Tenían
la esperanza que este monstruo estaba fuera de la cueva cuando explotó, y que
quedo afuera, a pesar de su tamaño parecía tranquilo, así que no pensaron más
en él.
El
biólogo dijo que conocieran al leedsichthys, un pez prehistórico y que quizá
nunca nadie había visto vivo jamás.
-Uff- dijo el moreno, es un espectáculo
que no estoy muy feliz de ver. Pero estaban a la deriva, pronto los tiburones
llegarían y ellos tomados de la mano esperarían la muerte.
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