10. En la Oscuridad



 
10. En la Oscuridad  


En un hueco bastante hondo se hallaba el único lugar donde esconder al reo muerto, muchos de los allí presente no sabían de la existencia de él, otros que sí vivieron en la prisión durante aquel tiempo trataban de olvidar lo sucedido en ese lugar, para todos era un hoyo cerrado; estaba cerca de la celda de Pete, debajo de los tubos que separaban la celda de los demás. Jamás imaginaron que alguien volvería a removerlo.

Algunos se asomaban al profundo y la oscura excavación en el suelo, hacían llamadas a Lewis y esperaban recibir alguna respuesta, sin embargo, era inútil, sí se hallaba allí, era seguro que estuviese muerto. El Niño Coyote mandó a destruir la barricada, necesitaba  de personal calificado que pudiese meterse el hoyo para sacar el cadáver de Lewis.

Con la entrada de los guardias, también dieron paso a Pete, quien llegó apartando a la multitud y con cara de furia, comenzó a preguntar dónde se hallaba el maldito hoyo, todos le indicaron el sitio donde estaba, el que estuviera cerca de su cerda lo llenó de dolor, se encontraba tan cerca y no pudo hallarlo. Lentamente se acercó al agujero. Tan oscuro era, que pareció que un vació le abarcó todo el alma.
Lewis!- dijo muy bajito. Todos estaban observando la escena.
Lewis!- dijo esta vez más alto- Maldita sea Lewis dime algo, entraré allí y te patearé si no contestas, Lewis- sus ojos se llenaron de lágrimas, se la limpio con el reverso de la mano.
 
El Niño Coyote se acercó por detrás y le dijo que nada podía hacer, tendría que esperar que llegara hasta allí los rescatistas, no había posibilidad de hallarlo con vida. Llevaba dos días desaparecido. Y por lo profundo del hueco lo mejor que podía esperar que fuera así. 
-Estás loco, -dijo Pete al Niño Coyote- Lewis puede estar vivo, y quizás muera antes que llegue los rescatistas, compréndelo. 
-No hay nada que hacer, si Lewis está allí, estará muerto, nadie puede sobrevivir dentro de esa cosa, recuerda que allí murieron muchos reos sofocados tratando de escapar.
-Yo no tengo nada que perder, entraré allí por él, y nadie me lo impedirá. Tráiganme una cuerda, bastante larga, si Lewis está allí lo traeré; aun cuando se lo arrebate al mismísimo demonio. 

El Niño Coyote lo entendía, a pesar de que sabía que era una locura y hasta un suicidio el querer meterse allí. Pero que podía hacer ante la cara de desesperación de Pete. Con sus dedos dio la señal y del grupo de reos que observaba la escena, salió una cuerda bastante larga, que Pete no dudo en atarse a la cintura.

Luego, con mucho cuidado, entró al profundo hueco. Uno de los guardias le entregó un trasmisor por donde podría comunicarse mientras bajaba, también una linterna. Él los tomó y  los guardó en los pantalones, hizo algunas pruebas de sonido y comenzó a bajar lentamente al lúgubre lugar.

En un área cercana a la tubería, se colocó uno de los trasmisores donde podía escucharse la voz de Pete mientras descendía. Varios reos se pusieron a escuchar la transmisión. Todos los aparatos de sonidos estaban conectados y toda la acción se escuchaba por ellos. En varias partes de la prisión guardias y reos escuchaban el cruento y desesperado descenso de Pete.

El director en la enfermería, junto al doctor y a la enfermera no escapaba a ello, aunque no aprobaba lo que intentaba hacer Pete, escuchaba con atención su bajada al sepulcro.

A medida que bajaba Pete iba relatando. Todos escuchaban atentos.
- …Está poniéndose muy oscuro y muy estrecho, pero aún puedo bajar sin tocar la pared, es bastante largo… (truuuu)… maldición. No acaba. … (truuuu)…  no deja de temblar, por favor alguien que me ha… (truuu)…
-Estamos contigo Pete- se escuchó al Doctor por el intercomunicador. Quién no soportó el no ayudar de alguna manera, y quien más que él que conocía de cerca a los reos.
… siento que está aún vivo. Lo sé Doctor. Lo presiento, siento alguna humedad en las paredes, que se han hecho más estrechas, pero aun así debo continuar, creo que falta bastante para este túnel…  (truuu)… (truuu)…casi no puedo respirar, el aire se hace más escaso. Jamás estuve en un lugar tan apretado.
-¿Pete te subimos?- preguntó el doctor.
…No, seguiré… (truuu)… (truuu)… (truuu)…hay agua corriendo a mi alrededor.

Afuera todos a la expectativa de que sucedía, algunos contaban algunas historias mientras no se escuchaba la voz de Pete. Guardias y reos unidos en solidaridad después de dos días de angustia y estrecha antipatía.

algunas veces se pone estrecho y otras se ensancha un poco. Creo que he bajado varios metros. (truuu)… (truuu)… (truuu)…hay una mano acá, está cortada…  

Según la cantidad de soga que Pete utilizaba todos sabían que había bajado muchísimos más de lo que él creía saber, pero nadie se atrevía a infundir más miedo del que ya Pete tenía. Pronto se requeriría más cuerda así que varios guardias fueron a buscarla, y se ató fuertemente. Al llevar cierto tiempo que no se escuchaba Pete. Damián. Preguntó si todo estaba bien.

(truuu)…todo bien, pero no puedo respirar bien, creo que me asfixio, debo continuar, por lo estrecho que se pone creo que debo estar llegando al fondo. Pero no puedo ver nada. Algunas veces el túnel se curvea y no puedo ver más allá. No sé qué tiempo llevo bajando. (truuu)… (truuu)… (truuu)… (truuu)… (truuu)…

Todos lamentaban estas interrupciones pero nadie quería hablar, era necesario que Pete estuviera concentrado. El silencio se hizo más extenso, por la puerta del pabellón donde se encontraba la celda de Pete se vio entrar al doctor, quién al no soportaba estar allá arriba sin enterarse de lo que sucedía. Cuando entró notó de inmediatamente que no estaba en el mismo lugar que había dejado en días anteriores, todos esperaban noticias de Pete.


(truuu)…-todos agudizaron los oídos. La cuerda que sujetaba a Pete pronto se acabaría. Nada más se escuchó- (truuu)…-algún murmullo se oyó en la prisión y todos mandaron a callar- Shhhh.

(truuu)… me apretó contra las paredes, se hace muy angosto pero creo que terminará de un momento a otro…(truuu)… estoy cavando por algún lugar que no puedo continuar.

-Hazlo con cuidado, recuerda donde estas, no te expongas demasiado.  – le suplicó el Doctor. Pedía silencio a la población y miraba el aparato que separaba el descenso de Pete a una muerte segura, su cara de preocupación no le dejaba pensar donde estaba, rodeado de una situación inestable que podía volverse critica en cualquier momento. Pero era un miedo infundado todos en el penal respetaban al doctor. Lo conocían bien y lo último que harían era algo que lo perjudicara.

Los intervalos que Pete dejaba de hablar eran más largo y la población empezaba a desesperarse.
-Pete ¿Qué sucede? ¿Por qué te quedaste callado?- preguntó el doctor. Esta vez no obtenía respuesta. Un tiempo largo paso el aparato totalmente mudo al igual que toda la población.

- … (truuu)… …(truuu)…estoy un poco cubierto de tierra, y no puedo seguir …(truuu)…pero … (truuuu)… seguir.

-Pete, ten cuidado, ¿no vez aún nada de Lewis?- Preguntó el doctor con la esperanza de que todo acabara de una buena vez y Pete pudiera salir de esa tumba que se había convertido el hoyo donde se hallaba.
-…(truuu)…no veo nada, Lewis- gritó el desesperado búsqueda.

Las esperanzas de hallar a Lewis con vida se esfumaban cada vez más, si estaba en ese hoyo, no habría podido sobrevivir. El Doctor deseo que estuviera muerto antes de caer en ese hueco, le martirizaba el pensar que alguien pudiera estar atrapado por días en ese horrible lugar, claustrofóbico. Su corazón se aceleró y comenzó a sudar, alguien le pasó una toalla, estaba pálido. Tomó el aparato comunicador.
- Creo que tienes que volver, no hay nada que puedas hacer- dijo cabizbajo.
  …(truuu)… …(truuu)…no puedes pedirme eso, no lo haré, seguiré buscando a Lewis, aunque muera  acá. …(truuu)… …(truuu)…
-Te vamos a halar, no puedes seguir allá, vas a morir sin aire.- El doctor Evans debía tomar esta resolución, no podía seguir.
-…(truuu)…no se atrevan a hacerlo malditos, hijos de puta, hijos de puta. No, si empiezas a halarme me desataré de la cuerda, entiende me destaré. …(truuu)… …(truuu)…. El aparato receptor quedo de nuevo sin sonido alguno.

El doctor dio la orden de que no halaran nada. El Niño Coyote al lado del doctor, alzó la mano y siguieron bajando la cuerda. No volvió a escucharse la voz de Pete, todo estaba en silencio. El doctor se sentó al igual que todos, la tensión aumentaba. La cuerda dejó de tensarse, iba bajando pocos centímetros. 

Hicieron un intento de comunicarse con Pete, pero era inútil, no respondía. Quizás estaba asfixiándose, y no podían halar la cuerda, no sin correr el riego de que pudiera soltarse por decisión propia.

Afuera los periodistas y visitantes, estaban cada vez más confundido, los gritos se habían aplacado por completo, así mismo los incendios, tiros. Varios reporteros comenzaron a hacerse preguntas. La nación estaba al pendiente de que sucedía allá adentro.

Una información trasmitida por un canal, mostraba a  la prisión en silencio y nadie que pudiese explicar que pasaba.

En el recinto, todo se ha calmado repentinamente. Cosas raras suceden allí, la hasta hoy prisión modelo se ha convertido en un infierno de fuego y muerteDesde la penitenciaria, reporta Darwin Blake, para SSTT, noticias.

Adentro en el recinto, el doctor volvía a preguntar y su voz podía escucharse desde lejos.
-¿Pete estás bien?- luego se dirigió a los presentes- si no habla en cinco minutos, procedemos a sacarlo, posiblemente la falta de oxígeno lo halla desmayado- volvió a tomar el aparato receptor- ¿Pete cómo estás?

No recibió respuestas a su adentros imploraba que Pete hablará, no quería más muertes en el retén. Los presos miraban el aparato esperando alguna señal. El doctor inquieto por dentro sentía mucha presión. Mando a prepararse para levantar a Pete, el tiempo estipulado ya culminaba.  Los presos desesperanzados por lo sucedido. El Niño Coyote con una mirada mantenía todo el calma, ninguno de los allí presentes se atrevía a hablar.

El doctor bajo la cabeza el tiempo había terminado y Pete no daba señales, levantó la mano en señal de que empezaran a subirlo, todos lanzaron un suspiro de contrariedad. Pero algo comenzó a escucharse por el auricular. -…(truuu)… (truuu)… (truuu)…encon…(truuu)…algo- la señal no se escuchaba nada bien, y todos hacían lo posible por escuchar-…(truuu)…es una tela de saco, (truuu)…apenas la toco con los dedos, no puedo llegar e ella. (truuu)… (truuu)… (truuu)…
- ¿Pete, que crees que sea?- el doctor trataba de no ser optimista sabía que podía ser algún objeto dejado por los excavadores.
-(truuu)…no lo sé, ya lo tomo, (truuu)…tendré que deshacerme del pantalón y del aparato recetor, no puedo llegar hasta él...- (truuu)…lo tengo, es un saco esta pesado…(truuu)… (truuu)…- un silencio bastante largo, dejó a todos estupefactos- súbanme…(truuu)…súbanme … (truuuu)…

Todos corrieron a subir a Pete, la cuerda fue halada con cuidado. Nadie sabía que traía Pete asido, algunos pensaban que era el cuerpo de Lewis muerto. Pero nadie quería dar su opinión acerca de lo que allí se encontraba. Las lágrimas comenzaban  cubrir los ojos de algunos.

Fue el Niño Coyote, quién habló a todos los allí presentes.
-De nada vale esperar, sabemos que trae Pete, no esperaremos ver la cara de un Lewis muerto por las inclemencias de ser enterrado vivo ¿Por culpa de quién? Yo lo sé y muchos de ustedes también lo saben. El director es el único culpable por pretender ocuparse de algo que estaba fuera de su alcance.

Todos levantaron las manos en señal de apoyo a lo que decía el Niño Coyote, volvieron  a tomar las armas y salieron despavoridos, aprovechando que los guardias estaban allí junto a ellos. Estos salieron detrás de un grupo bastante grande que a palos guiaban sus pasos a un solo lugar.

Los que se quedaron seguían levantando el pesado bulto que traía Pete. Todos los reunidos frente al gran hoyo vieron salir a Pete con el gran bulto. En ese mismo instante los reos comandados por el Niño Coyote traían al director atado de pies y manos. Los demás comenzaron a apartar a los presentes  para darle aire a Pete. Se tiró en el suelo. El doctor apartó a los que quedaban y con un cuchillo, que alguien le suministró, cortó el sacó. Poco a poco fue abriendo el paquete y allí lo vieron Lewis estaba atado de pies y manos.

Los que sostenían al director, quien no daba pie a lo que veía, y algunos de los compañeros de Pete ataban la cuerda que antes estaba pegada a él y lo precipitaron por el mismo hoyo que pocos momentos sacaron a Lewis. La mayoría dio un enorme grito. Mientras el director bajaba a toda velocidad por el estrecho hueco. El Niño Coyote sacó un cuchillo para cortar la soga y dejar al director adentro para siempre.

Fue detenido por el grito del doctor.
Está vivo, Lewis está vivo!- el joven tosió varias veces. Y todo en la cárcel fue gritos  y exclamaciones de euforia. Había regresado de un lugar donde nadie quería estar. El doctor pidió que se lo llevaran a la enfermería. Alguien le dio un pantalón a Pete y junto al doctor subieron.

Los demás reos que quedaron allí, comenzaron a subir al director quien había bajado muchos metros dentro del lodoso hueco. Esto lo hicieron con mucha paciencia recalcándole su fragilidad. La calma había regresado a la penitenciaría. Del hoyo sacaron al director totalmente oscuro por el charco, sus ojos casi grises trataban de ver a alguien pero no lo podía hacer. Lo pusieron en el suelo y allí lo dejaron mientras se retiraban a sus celdas, la rebelión había terminado.

***

En la pequeña habitación, la enfermera esperaba los resultados del salvamento, al ver a Lewis vivo, su corazón se llenó de alegría. No lo podía creer. Lo pusieron en la camilla y pidieron a los acompañantes que esperaran allá afuera. La situación era tensa, no sabían si Lewis era víctima de una contusión. El doctor la llamó para tratar de establecerlo. El paciente movía la cabeza de un lado a otro.
-Creo que está bien, pero tendremos que esperar- siguieron revisando, y dieron la buena nueva de que estaba bien, pero aún tendrían que ponerlo en observación por un tiempo antes de poder sacarlo de allí. Esto alegró mucho a Pete que se hallaba sentado junto a Damián en el pasillo, fue el mismo que hizo correr la noticia de la salud de Lewis.

Por ahora sólo había que dejarlo descansar, mañana podrían hacerle preguntas acerca del asesino. Luego el doctor y la enfermera se sentaron junto a Pete y lo felicitaron por su valentía. Poco tiempo después llegó el director bañado y sin la ropa mugrienta producto del atentado. Llamó al doctor apartado de los allí presentes.
-¿Qué dice el reo sobre el asesino? Debemos acabar esta locura. ¡Maldición!- decía y se sacaba tierra de los oídos.
-Debe darle gracias a Dios que Lewis estuviera vivo, cortarían la soga sí no hubiese sido así.- le dijo el doctor Evans al director Simón que esperaba- no ha dicho nada, está en shock, seguramente debemos dejarlo que descanse, después hablará, créeme que todos estamos deseosos de saber quién fue, pero antes debemos esperar la evolución de Lewis.
- Esperemos que esto acabe con la maldita revuelta, hablaré con el Niño Coyote, después hablaré con la prensa.

Pete sentado en la banqueta, no podía creer que Lewis estuviera de nuevo consigo, sin querer  lloró, pensaba todo lo que le había hecho antes de que esto sucediera, fue inhumano con él, y todo porque no podía creer que sentía cosas. La enfermera le colocó la mano en la espalda.
-Ya todo pasó.

El director salió y miró toda la cárcel destruida por el motín, mientras caminaba, pensaba todo su futuro tambaleando. Estar metido en ese asqueroso hueco a punto de morir le hizo tener otra visión de ver las cosas. Sin embargo, no era hora de ponerse blando, era ahora que necesitaba ser más fuerte y aplicar mejor sus palabras. Estaba pasando por una etapa difícil de explicar.

Michael Virtue se colocó a su lado, y le comentó los últimos incidentes, le explicaba que los presos habían vuelto a sus celdas y estaban dispuestos a negociar, sino amenazan con contar todo lo que allí paso. Esta vez el director cedería; pero ya vería como podía poner claras las cosas. Le indicó a Michael que lo reuniera con el Niño Coyote, aún debían resolver la muerte de Ralph. Quizás eso pondría calmadas las cosas entre ellos.

Hasta su oficina llegó Niño Coyote, lo halló sentado en su escritorio. Comenzó a hablarle de la horrible experiencia en el hoyo, pero luego dijo que eso los ponía a la par. El Niño Coyote reclamó algunas cosas, y pidió otras. Que el director aceptó rápidamente, no había tiempo que perder. No estaba para negociar mucho. Todo esto debía quedarse en el olvido y volver a hacer la cárcel modelo.

Lo despidió y se acomodó, era necesario dar la cara a la prensa colocada en las afueras de la instalación. Su rostro debía lucir sobrio para que no hubiese ninguna duda que sus palabras eran reales. Se peinó cuidadosamente, poniendo mucho cuidado en cada detalle. Sacó del closet que allí tenía y se cambió la ropa, se puso un traje crema y camisa negra.

Al salir la prensa lo esperaba y él se manejó como siempre lo hacía con mucho profesionalismo e inventando toda una historia de lucha entre bandas del penal, con esto todos quedaron satisfechos y se marcharon a sus casas. El director se había librado de nuevo de todo lo que había pasado.




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