1.                                Sin Avión
Apurado


E
l avión no esperaría por nadie era lo que había dicho el molesto entrenador, según lo recordaba el atlético joven vestido de traje deportivo, mientras caminaba al aeropuerto; aunque no sabía qué demonios significaba eso. Estaba consciente de su importancia; porque sin él, el espectáculo ni siquiera podría comenzar, él era, simplemente y aunque les dolieran reconocerlo, la gran estrella del tenis nacional. El que ahora quisiera chantajearlo de esa forma tan impertinente era una risible tontería, lo debían esperar todo lo que fuera necesario y más si fuese preciso. No era quien recibía las órdenes sino quien las daba. 

 Adrede decidió dejarse esperar por más de una hora, ya verían quien mandaba en esa empresa, quien marcaba las pautas, quien se entregaba en cada juego y quien estaba haciendo realmente el trabajo. Así que se tomaba su tiempo en todo lo que hacía, incluso, para dejar clara su posición, de venida al aeropuerto,  había dado su taxi a otra persona que parecía tenía más apuro que él. El mundo era suyo, le pertenecía y esperaba cada día más. Hoy tenía todo lo que perseguía, fama, prestigio  y dinero.   

Al llegar al aeropuerto, no vio a nadie esperándolo, le extrañó un poco; pero sabía que esperarían por él de todos modos, ésta, quizás, era una treta para pagar con la misma moneda. Siempre utilizaban esas escaramuzas para tratar de intimidarlo y doblegarlo; sin embargo, al final de la jornada todos hacían  lo que él quería, ante este último pensamiento rió para sus adentros. Se detuvo al  lado de las sillas de esperas, sacó de su maletín una revista sobre deportes, y se dedicó, hojeando lentamente, a esperar que él juego terminara con la pelota de tenis en su cancha.

Al pasar un buen rato, aún nadie venia, era una broma bastante fuerte, eso tendría que ser. Se levantó de la silla y fue a donde se hallaba  la informante de los vuelos, una chica de aspecto sencillo y hablar agradable. Él, antítesis[1] a ésta, preguntó con cierto aire de pedantería, a qué hora salía el vuelo hacia las islas, ella le indicó que ese vuelo había salido hacía ya una hora, luego, como autómata, desplegó una enorme sonrisa, que vio François Genet como si fuera el blanco de diana para un gran golpe suyo, la rabia se apoderó de él sin poder evitarlo.   

No  podía creerlo, no era ninguna broma, en verdad lo habían abandonado y se habían ido sin él. Pero ¿Qué les pasaba? ¿Por qué demonios le hacían esto? esta vez  la  broma  había sido un poco fuerte, no obstante, era el partido más importante de la temporada, era imposible salir sin él o al menos, hasta ahora, eso pensó él.

Una vez que se repuso de la situación,  de nuevo se dirigió a la hermosa y simpática joven, preguntó, esta vez con menos presunción, si había otro vuelo para el sitio que debía dirigirse, la joven buscó y no halló nada, le sugirió  que lo mejor que podía hacer era esperar hasta mañana, él la miró con ojos de incredulidad, eso a él no le servía. Era un partido  tan importante, había entrenado tanto y necesitaba llegar hoy  mismo allá, mañana no le daría tiempo estar preparado para el  partido.

Se resintió, respiró profundo; pero aún así  sus ojos se llenaron de ira por el menoscabo del que fue objeto, él la estrella del tenis nacional, la figura principal en las políticas presidenciales, la esperanza del país, no podía pasarle esto era una broma; mas se dijo así mismo que no le daría el gusto de verse humillado por una cuerda de incapaces e infelices ganapanes, llegaría por su cuenta incluso antes que ellos, así lo haría y le demostraría que no los necesitaba para nada y que podía valerse por sí mismo. Luego, luego, ajustaría cuenta con ellos.

Insistió a la señorita, utilizando su encanto, trató de explicarle la importancia de estar en ese lugar lo más pronto posible, así que le rogaba pudiera hacer algo por él… ella pareció entender y comenzó a buscar entre los papales que tenía en la mano. Algo se le ocurrió, y debido a premura, esperaba que le sirviera, lo llamó aparte y le habló de un amigo que saldría esa misma tarde, ella, por casualidad, sabía de esta salida y bueno… al no haber otra cosa que hacer, podría interesarle.

El tenista lo dudó un poco, no era un vuelo comercial y él, la verdad, preferiría mejor esperar, no se aventuraría a ir con un desconocido. Luego recordó la humillación a la que sería objeto, no soportaría el estar medianamente preparado para ese juego, sólo porque a su equipo de trabajo quiso enseñarle una lección, sería él quien se la enseñara, llegaría allí antes que ellos.

Ella notó en su mirada  la desconfianza y le dijo conocer al piloto muy bien, que incluso alguna vez había volado con él, que lo llamaría y no habría ningún problema. El Tenista aún no parecía convencido y ella tampoco insistió más, le indicó que si aceptaba ella lo llamaría a ver si podría hacerle un lugar en su avión; pero si no tendría entonces[2] que esperar mañana en horas de la tarde a que saliera el próximo vuelo, no le quedaba otra alternativa.

El ofuscado joven estaba entre la espada y la pared, se sentó a pensar para tomar una decisión. Por supuesto no necesitó pensarlo mucho, su orgullo, su dolido orgullo estaba gritando desde el fondo de su pecho y simplemente tendría que llegar como fuera posible.

Le pidió a ella que por favor llamara a su amigo que aceptaría viajar con él...


El Hidroavión


Desde lejos vio el hangar[3] indicado por la hermosa joven, revisó la dirección y si ese era, no era lo que había deseado; pero si pretendía viajar, tendría que ser con lo que fuese que saliera de ese lugar. Él hangar estaba bastante apartado de cualquier sitio, una pequeña casa al lado acaso servía de residencia de tan pintoresco sitio, que en otras circunstancias le había parecido bonito y agradable, pero poco propicio para una pista, y más cuando el avión al parecer no se hallaba por ninguna parte. 

Se bajó del taxi que lo condujo hasta allá, despidió al chofer y luego se dirigió al pequeño hangar. Llamó varias veces: nadie le contestó. La tarde caía levemente en el horizonte, trató de entrar al aparente desértico sitio, buscó por varios lugares una entrada. Escondida entre cajas: la halló. Adentro no había ningún avión, estaba vacío, tal vez, pensó, al final había llegado tarde y no le quedaba de otra que esperar mañana, maldijo, sólo entonces se dio cuenta que había despedido el taxi, volvió a maldecir.

 Un apacible lago se extendía frente al hangar y si no fuera por la premura de salir cuanto antes y el mal sabor de boca de descubrir que lo habían dejado en ese lugar hubiese hasta disfrutado de todo, más hoy y dadas las circunstancia estaba simplemente “cabreado”.

Se sentó en un pequeño tronco que tirado al descuido parecía un buen lugar para pensar.  Tiró el maletín con fuerza al suelo, todo estaba poniéndose cuesta arriba y así seguiría. No podría llegar a ninguna parte, el entrenador habría ganado y él seguiría siendo el niño.

Sentado allí, tomó una hoja caída de un árbol y cayó en cuenta del porqué se hallaba en este lugar y no montado en el avión con su grupo de amigos y su estricto entrenador.

Recordó que en la mañana se había levantado muy temprano y comenzó a armar su maleta, metió lo que necesitaba para el viaje y arregló los demás asuntos, era como un ritual que realizaba con algún estricto orden pero que hoy poseía una variante, tendría que resolver un percance, su novia había estado esquiva durante toda la semana y eso le inquietaba sobremanera, algo le molestaba y debía poner punto final al problema. Seguro sería acaso una tontería de esas que acostumbraba a armarle; nada que lamentar.

Tomó su móvil y llamó a la más bonita dama que había conocido jamás, desde pequeño había estado enamorado de ella y ahora le parecía mentira que fuera su novia.

Marcó  su número y allí estaba su hermosa voz contestando, le preguntó cómo estaba y algunas  otras cosas sin importancia, luego buscó la manera de poder introducir la pregunta, ella se quedó callada un rato, había discutido otras veces y sabía por dónde venía.

-…No sé si entiendo lo que preguntas, quisiera tener esa respuesta pero ahora  no  la tengo, contestarte algo que deberías saber tú, algo que podrías haber adivinado hace mucho tiempo. Desde que te conocí incluso.- respondió la joven dolida ante la ambigüedad del joven.
-Pero… ¿de qué hablas?, habla claro, porque no entiendo, lo único que te pregunté era que si me querías.- El joven tenista estaba al borde del tema. Ella siempre había dudado de su amor, abrumándolo de preguntas que él no le hacía gracia responder.
-Esa repuesta es si… yo se que tú no a mí.- respondió sin más la hermosa joven.
- Pero ¡¿qué dices?!  Estas mal, ¿por qué dices eso? yo te quiero más que a ninguna mujer y me molesta que tú no aprecies eso. Siempre estas exigiéndome pruebas, ciertamente me exasperas ya no sé ni que decirte.
-Eso es lo que me pasa, tú sólo me quieres como una amiga y yo necesito algo más y lo más importante es que tú también necesitas alguien a quien amar, si me entiendes.  –Ella también tenía cierto sabor a derrota en ese último comentario.
- Lo que dices es absurdo, yo tengo todo lo que necesito contigo y no necesito nada más, entiéndeme.- él insistió en su posición.
- Eso no es para nada cierto y tú sabes que es así, no trates de engañarte, por favor, mejor déjamelo acá, para no continuar con esto.
 -Estás loca voy hasta allá, no te muevas por favor. 

El sonido del taxi en que viajaba a ver a su novia en su pensamiento se mezcló con otro que a su lado salía de algunos árboles al fondo del lago, moviéndose por la superficie del agua salía un avión que flotaba, oxidado y con un espantoso ruido ensordecedor.
 
Un hidroavión[4] en muy malas condiciones se movía hacia él, se levantó; limpió su  trasero  y fijamente miró el aparato que se acercaba a la orilla de un pequeño muelle, cual se detuvo y de allí bajo un hombre de mediana edad.

Ató el cabo al muelle y caminó hacia él, extendió la mano y dijo simplemente.- hola. – luego lo miró como investigando  sus facciones.

-Usted debe ser, el tenista que tiene prisa en llegar  a las Islas, yo voy hacia allá y bueno podría llevarlo -luego buscó en su mente como decir esto- …y así me sirve de copiloto, -inmediatamente tratando de quitarle importancia a esta última palabra dicha continuó- pero no se preocupe es solo una formalidad, yo tengo lo quiero y usted bueno se ahorra el pasaje y llega  al sitio a la hora que desee hacerlo- esbozó una sonrisa.

François no lo podía creer, ante sí  un sujeto diciéndole que fuera su copiloto… para ahorrarse el pasaje, estaba simplemente loco. Quería devolverse, nadie le obligaría a montarse en esa carcacha, estaba decido y mucho menos ahora que según había entendido el sujeto necesitaba un copiloto.

 El nuevo sujeto  miró en su cara lo que no se atrevía a decir, así que trató de inyectarle confianza, necesitaba realmente que alguien viajara con él porque lo cierto era que necesita estar allí lo más pronto posible.

-No se preocupe esto no es lo que parece pero le aseguro que acá tendrá un buen viaje y esta misma noche estará a donde va, haciendo lo que tiene que hacer, se le garantizó… si va conmigo dígalo ya; sino puede quedarse, no le obligaré.- Se quedó esperando la respuesta del joven, mas este no podía decirse, así que insistió- entonces, ¿qué dice? ¿Se monta o no se monta?

Él no se resolvía a montarse, pero su orgullo, su atormentado orgullo, le indicaba otra cosa, no soportaba el verse burlado por sus amigos; tenía que enseñarles que no necesitaba nada de ellos, en sus ojos se dejó asomar la mirada del desagravio y fue esta la que al final dijo:
-Vamos.

El sujeto, dio un respiro, no podía permitirse el lujo  de no hacer este viaje, ya lo esperaban desde hacía varios días y no podía detenerse más. Tomó velozmente la maleta del muchacho, la metió dentro del  hidroavión y así como estaba vestido, se montó en el mismo.

Por el rabillo del ojo esperó que el joven se subiera, no le daría tiempo de arrepentirse, necesitaba realmente que el joven se montara, era tal vez su última alternativa: encendió el estrepitoso motor.

El hidroavión comenzó a deslizarse  por el agua y luego haciendo más ruido infernal se elevó, estaba remontando por los aires llevando consigo un no tan seguro joven que esperaba tomar revancha y un sujeto algo extraño vestido de ropa manchada por la grasa de posibles reparaciones, tatuajes en todo el brazo y aspecto de quien no tiene muchas cosas que perder en la vida.


De Copiloto


El joven montado en el avión miraba como se elevaba la estropeada carcacha, se persignó mecánicamente, hacía tiempo que no lo hacía; pero la ocasión realmente lo ameritaba, no conocía al sujeto y nunca se había montado en una carcacha como esta.

Miró el lago alejándose y a su lado un sujeto que poco hablaba pero parecía ser, a su poco experimentado modo de ver, muy diestro en lo que hacía. Llevaba lentes oscuros que dejaban ver poco quien era, pero por su porte podía adivinar que era una persona muy solitaria, no era un hombre de mal aspecto; por el contrario era hasta bastante bien parecido, aunque descuidado. En resumidas cuentas era un sujeto al cual, en condiciones normales, ni siquiera hubiese volteado a mirar.  Seguro era de esas personas que buscan el camino fácil en todo lo que emprenden… En este pensar notó como el sujeto quizás adivinado su pensamiento miró hacia él, posteriormente siguió mirando al frente y preguntó:
-¿Por qué tienes que estar en ese lugar tan pronto? ¿Cuál es tu prisa?- luego dijo, tratando de suavizar su intromisión, -  bueno… ¿Si se puede saber?

-Debo participar en un importante torneo de tenis.
-¿En las Islas? ¿Importante? caramba.
-Sí, decidieron hacerlo allí, me imaginó por lo exótico del lugar - el joven hablaba tratando de elevar su voz por encima del ruido que hacia el demoníaco motor.
-¿Tenis? Es un deporte bastante costoso de practicar- argumentó el piloto, luego como hablándose así mismo dijo- debí imaginar por encima se te ve que eres alguien de mucho dinero.
-Realmente no me puedo quejar, pero tampoco es que todo para mí ha sido muy fácil, he tenido que luchar duro para llegar a donde estoy. Así que no intente juzgarme.

Al ver lo joven del muchacho, que a lo sumo contaría con veinticuatro años, su buen porte  y educados ademanes dijo un – sí, claro- algo incrédulo de haberse ganado las cosas difícilmente.

Estaba convencido que el chico poseía una media de perspectiva por encima de la realidad y posiblemente llamaba sufrimiento a una cosa que para cualquiera seria un campo minado de felicidad. Notó que él joven este último comentario no le agradó así que, para no herirlo, quiso matizarlo [5]un poco.
-Bueno… creo que la vida es también difícil para mí, he tenido que sobrevivir en este mundo con casi nada… vivo el día a día, a veces, como hoy, creo que no voy a ninguna parte, pero otros días las cosas me salen mejor y otros un tanto peor, no sé si mi vida se compara de alguna forma con la tuya…lo más seguro es que no, quien seguramente iras a torneos y  prácticas, cosas que están tan lejos de una persona como yo, quien sólo gusta de  tomar, fumar y dormir…por ello si me lo permites mi vida es una mierda y la tuya…

El joven quedó sorprendido de verlo tan hablador, obviamente se equivoco en este particular se arrepintió de darle alas, ya que quería escuchar nada de nadie, muy a pesar del joven el sujeto pasaba de una cosa a otra,  continuaba hablando de lo dura que había sido  la vida para él, de su trabajo, sus amigos y sin saber cómo la conversación giró en torno a su vida personal- voy a casarme el mes entrante, por eso necesito este trabajo. Ganaré lo suficiente para mudarme de acá a otra ciudad, con mi novia ha sido el tema recúrrete en la conversación, el hecho de vivir tan apartado,- el joven este particular le interesó y sin saber como también terminó hablando con el sujeto.

-Eso me parece un problema menor, yo realmente tengo uno grande con mi novia, o  la que hasta poco era mi novia, ella dice que aunque me niegue en mentirle yo no la amo.- luego se quedó pensando un poco- si supieras nuestra historia te parecería absurdo esa aseveración, podrás creerme que había pensado que cuando viniera le propondría matrimonio, y ahora ella me sale con esto…-también se extraño de hablar tan abiertamente con este sujeto, seguramente había una extraña sustancia en el ambiente que desinhibía a las personas, o era lo nervioso de hallarse montado en un aparato como aquel, no lo sabía, tan solo estaba allí contándole cosas a un piloto que conoció apenas hacia un rato, tal cual él lo hizo. - Pero creo que al llegar le prepondré matrimonio tal como pensé y se arreglará su duda de mi amor por ella- el sujeto en este punto hizo una pequeña mueca. Él la notó y le preguntó qué significaba, -crees que ella utilizó esa estratagema porque eso era lo que quería, que yo le propusiera matrimonio- pero se respondió así mismo- es muy tonto no podría vivir sin ella.
-O eso- dijo simplemente el sujeto.
-¿O eso? ¿Qué demonios crees que sea?, ¿por qué esa mueca?  Estoy totalmente despistado.
-Es que no te has dado cuenta pero creo que tu novia tiene razón, no estás enamorado de ella, porque bueno…-hizo una pausa larga tratando de hallar la palabra adecuada-  no estás claro en ciertas cosas.- dijo al fin el piloto poniendo atención a los controles, los cuales maniobraba con maestría.

-¿Qué? ¿Qué dice estás loco? Nada de lo que dices tiene sentido, son disparates, no me conoces, y no sabes lo que yo siento por ella, si eso es así nunca he amado a nadie, porque yo la amó.

-Nunca has amado a nadie, te lo digo, no sabes ni que es eso, porque no has encontrado a la persona que despierte eso en ti.
-Tú estás loco.   No sabes lo que hablas, apenas tienes poco tiempo conociéndome  ya te atreves a decirme eso. No quiero seguir hablando contigo dices puras estupideces. – el joven quiso terminar la conversación.

Pasó cierto tiempo sin que los dos hablaran,
-Perdóname,- dijo al fin el piloto-  no quise ofenderte, realmente como dices no te conozco eso lo dije sin pesar, perdóname. – repitióy siguió mirando el camino. El joven también vio las nubes que pasaban a su alrededor y perdiéndose atrás de sí. Miró nuevamente al sujeto y soltó una risa que contagió al piloto.

-Tienes razón no tengo motivos para  molestarme es tu opinión, y la dijiste muy sinceramente yo no tenía ningún derecho a ponerme así. Pero en lo que va del día ya he escuchado eso dos veces, que creo que se vuelve a realidad de tanto repetirlo.

-Quédate tranquilo, no se lo diré a nadie, tu secreto está a salvo conmigo.
-¿Qué cosa? - preguntó un joven aun más perdido en la conversación.
-¡Oh! nada, no te preocupes.- El piloto calló y los  dos siguieron mirando el horizonte.

Pasado un tiempo el joven se hundió en un sueño, era como si un peso estuviera fuera de él. No sabía que significaba esto. Pero lo cierto era que necesitaba dormir.

Despertó por un ruido estruendoso, miró al piloto y éste con cara de nerviosismo miraba hacia todos lados.

-Creo que nos dieron, perdimos un motor vamos a tener que aterrizar en el agua. No te preocupes.- dijo el piloto tratando de parecer calmado; aunque era una cosa que no hacía del todo bien.
-¿No te preocupes?... ¿Qué es lo que está pasando? ¿Quienes nos dieron? ¿Qué sucede?- Posteriormente de decir esto tuvo que sostenerte porque el avión caía en picada hacia el mar.
-Mierda - dijo el joven y sólo escuchó el ruido que el avión hizo al pegar contra el mar, estrellándose a toda velocidad. Vio desprenderse la cola, segundos después una explosión que lo hizo agarrase más fuerte y luego el avión quedar hundiéndose en pleno océano.

El sujeto del avión tomó un maletín y lo que parecía ser una caja, la tiró al mar, en instantes una balsa estaba inflada, le dijo que se montara rápido y comenzó a lanzarle algunas cajas pequeñas y luego una muy grande, posterior un  maletín y fue lo único que pudo sacar porque después de esto el avión se hundió en mar con todas sus pertenecías.




[1] Antítesis: Figura que consiste en contraponer una frase o una palabra a otra de significación contraria

[2] Entonces: conj. ilat. En tal caso, siendo así.

[3] Hangar Cobertizo grande, generalmente abierto, para guarecer aparatos de aviación o dirigibles.

[4] Hidroavión: Avión que lleva, en lugar de ruedas, uno o varios flotadores para posarse sobre el agua.

[5] Matizar. (Del b. lat. matizāre, usado desde el siglo XII en pintura). tr. Graduar con delicadeza sonidos o expresiones conceptuales


5 comentarios:

  1. Holaaaa.. acá el primer capitulo de la novela Náufragos, espero sus comentarios y su lectura....:) si quieres formar parte manden una solicitud a Fb, en cualquiera de sus paginas, mi pagina personal, o cada una de las paginas de los libros que en la pagina principal tenes, o si quieren a Twiter, a Google plus, al blog, en fin muchas maneras de llegar a nosotros...Jejjejejeje..Saludos a todos... Muchas sorpresas a nuestros dos protagonistas... :O un avión caído en medio de la mar.. la próxima semana el miércoles el segundo capitulo "A la deriva" :O, nos vemos...

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  2. interesante... una muy buena intro, te deja con ganas de saver mas.

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    1. Holaa, gracias amigo, si la verdad, el tenista se encuentra en medio del océano, en una balsa, con una mercancía que no sabemos que es, sin potabilidad de salvarse y perseguidos por mercenarios definitivamente estamos "A la deriva" segundo capitulo de la novela, yo suspendido del facebook hasta el lunes, pero pueden mandarme una solicitud de amistad, seguirnos por blogger, por twitter, por mesenger, por facebook... y ahora estamos en el foro TVVI esperemos como nos va allí... Gracias Agusti por tu lectura... un abrazoteee desde Venezuela..

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  3. Buen inicio de libro... pero no quiero saber como le dieron al hidroavion, por favor, no como minimo ahora.

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    1. Hola, gracia por leernos, siii, nuestro protagonista en las que se metió, a mi no acaba de convencerme ese piloto, algo oculta, y estoy seguro que pronto lo descubriremos en el segundo capitulo "A la deriva" sigue la historia y espero sigas los comentarios, y la aventura de escapar de las vueltas del destino, saludos Hael desde Venezuela... siguenos el el blog, facebook, twitter, por donde desees,jeje y en Julioo, "..AL AMPARO DEL MAL" la quinta novela del blog.

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