8. Congelados
El
paroxismo se apoderó de todos los tripulantes, pronto serian hundidos por algo
que luego se los comería, ¿qué cosa era esa?
El
cocinero y los otros tres tripulantes miraron al viejo Bob buscando respuestas
de eso que amenazaba, pero no sabía que decir, nunca había visto eso, en todos
sus años de marino, algo tan grande y tan feroz como eso así que poco podía
ayudarlos, se habían olvidado de alguien, el biólogo. No así el capitán quien
corrió hasta él, lo tomó de los cabellos y le preguntó.
-¿Qué cosa es esa que nos atacó?
creo nos viene siguiendo desde que salimos.
David
trató de protegerse, de la ferocidad del capitán, de cuyos ojos brotaba furia -No creo que nos venga siguiendo, simplemente
se topó con nosotros de regreso a su guarida.
-¿¡Qué cosas dices!? ¿Por qué dices
que de su guarida?
-Miren abajo,
- todos corrieron y vieron varios círculos que de circunferencia perfecta se
hallaba en el fondo, eran muchos, al menos ellos veían seis círculos. Pero
seguro había más de ellos, grandes extensiones formando un círculo perfecto.
-Cada circulo de esos tiene
profundidades de más de 8.000 metros, allá abajo tiene su guarida cientos de
esos animales, que vive comiendo algunos calamares y pulpos gigantes y otros
peces de gran tamaño. Hay varias cámaras donde respiran y crían nuevas
generaciones, es una locura allá abajo.
-¿Qué cosa dices? Eso no es posible
y a qué demonios nos trajiste acá -gritó el gordo
marinero- quieres acaso que esos animales
nos maten. Vámonos, no quisiera estar arriba de este agujero si ese animal
vuelve a salir.
La
ansiedad del capitán no disminuyó, quería saber dónde estaba metido y con que
estaba luchando. El joven tenía mucho que explicar y decirles el por qué los
trajo hasta acá.
-Explícanos bien ¿qué sucede acá?
El
joven se sentó no tenía mucho tiempo para buscar el submarino hundido.
-Descubrimos estos hoyos por
casualidad, eran enormes, bajamos con el submarino, y vimos a gran profundidad
verdaderos monstruos, yo fui el único sobreviviente de esa expedición, que muy
poca personas conocían, allá abajo es un mundo diferente, si me entiendes lo
que trato de decirte.
-No entiendo, porque aún no me has
dicho que hacemos acá.
-En nuestra salida, trajimos un
animal a la superficie, por alguna razón este monstruo descubrió la superficie
y ahora puede salir de allí, cuando quiera, pero solo en la noche, puesto no
soportan los rayos del sol.
-¿Y qué debemos hacer?-Peguntó
el capitán.
-Destruir este animal, o por lo
menos la cueva que lo mantiene cerca de la superficie.
-Eso es una locura. Nunca podremos
hacer eso, y bajar junto esa criatura, no creo que en verdad estés pensando
semejante cosa.
-No lo es y yo te lo mostraré,
antes de caiga la noche esos animales estarán destrozados. Y podremos irnos a
casa…-dijo
el biólogo con determinación en la mirada. Luego cayó en un mutismo, necesitaba
las coordenadas de donde estaba sumergido el mini-submarino, con mucho esfuerzo
trataron de subirlo, este era de color amarillo, lo limpiaron sin decir
palabras, cualquiera estaría demás, estaban en una posición difícil, era cierto,
si ese animal debía ser destruidos, ellos lo harían.
El
joven explicó el funcionamiento del submarino, y luego enseño algo que los dejo
a todos abismados, dentro del camaroneros había explosivos que había traído
consigo, el capitán estalló, su bote era el sitio de una carga explosiva para
volar todo el puerto. La tarde estaba cayendo,
los trabajos le llevaron todo el día, ellos no podrían aventurarse a
bajar por lo menos no hoy, tendrían que esperar hasta mañana, debían apartarse
de allí esconderse de la salida del
animal, pero dónde, no lo sabían.
Esta
contrariedad puso de malas al Biólogo, han debido terminar más rápido, ese
animal podría destrozarlos en pocos segundos si así lo quisiera. Tendría que
encomendarse a Dios y esperar que no los pudiera localizar.
Anclaron
algo lejos del hoyo principal por donde habían visto salir a la gran bestia,
pero aun así lo tenían a vista, nadie dormiría esa noche, era demasiada
información como para poder descansar, tenían que estar con los ojos abiertos,
a los lejos el sol se ocultaba, el submarino descansaba, y la tripulación tenía
los ojos puesto en la penumbra que se iba formando en el agua. Los nervios
aumentaban. Todos con mirada de determinación, se armaron de cualquier cosa que
pudiera ayudarlos a luchar, arpones, varas, malla. Cualquier cosa debía servir
para poder espantar el monstruo si apareciera.
La
noche calló, y del hoyo algunos ruidos se dejaron escuchar, anunciando la
salida de eso, poco a poco el mar fue poniéndose agitado, un fuerte viento
anunció que la tormenta pronto estaría sobre ellos. Atentos miraban el agua.
Fue
el gordo quien primero pudo ver la mancha negra que a una velocidad
impresionante se acercaba a donde estaban ellos. Paso por debajo dejándolos sin
hablas, ese animal podía tener 60 metros de longitud, sus movimientos
zigzagueantes tenían la soltura de una Serpiente Marina, pero para ellos era
aún una sombra, no sabían la forma de los que se enfrentaban. Tenía apéndices,
una cola, pero poco más podría ver, la cara de los marineros era de terror.
Pero
la forma del monstruo pronto la averiguarían, el animal se perdió en las
profundidades del mar y ellos respiraron algo tranquilos, cosa que duró poco,
un golpe debajo de bote los puso alerta, un segundo golpe que hizo la embarcación ir de lado a lado.
Todos buscaron instintivamente de fijar todo lo mejor que pudieron.
El
viejo marino ataba los sogas, de su lado una gran boca se dejó asomar por
encima de agua un ojos inexpresivos, de
algo tan monstruoso que cayó hacia atrás, en un giro sorpresivo vieron el animal
pasar saltando por encima del barco, surcándolo de un lado a otro, era inmenso
tenía un cuerpo monstruoso, sus extremidades parecían de tortuga marina, su
cabeza de cocodrilo, con dientes filosos como machetes que le daban un aspecto
feroz a la criatura, no podían creer, terminaba en un enorme rabo, sus sonidos
dejaban sordos a todos. La caída sacó a todos de balance y el barco fue de lado a lado, la lluvia hizo su aparición.
Todos
estaban a merced del monstruo marino.
Corrieron a buscar algunas armas con que
defenderse, palos, garapiñas, arpones, todo funcionaba para la empresa. Lanzaban
al animal, pero nada podía hacerle daño. Ni desviarlo.
Con
pistola en mano el capitán también disparó una y otra vez, pero los disparos
poco parecían hacerle al monstruoso ser. Vieron al animal hundirse y
desplazarse en el mar. Fue tiempo para poner todo en orden. ¿Qué cosa era eso?
Todos
preguntaron al biólogo, pero el poco podía decir ante la furia de los
marineros. Se trataba de un monstruo marino que se cría extinto el liopleurodonte,
por alguna razón este monstruo resistió el paso del tiempo y hoy estaba entre
ellos.
Un
ruido los volvió a la pesadilla. Del mar vieron salir a cola a del gran animal dar
un golpe al barco y agitarlo con fuerza, las aguas pronto comenzaron a entrar
por toda la embarcación, no dio tiempo a nada una nueva embestida del
Liopleuronde pico la embarcación en dos, todos cayeron al mar, el barco se
hundió en dos partes produciendo un ruido aterrador al hundirse, los marineros
una vez pasado el hundimiento buscaron
refugio lo más rápido posible entre algunas cosas que quedaron a flote
durante el hundimiento.
El
gordo se sostuvo de algunos bidones que estaban flotando, por su parte el
capitán quedo sujeto a una tabla de madera que nadaba en la superficie, el biólogo
en el medio de mar, el cocinero se hallaba en gran parte del revestimiento
interno del barco que servía de refugio. El joven moreno quedo metido en una de
los envases donde guardaban el camarón.
Un
animal incansable pasaba reiterada veces por debajo de ellos, acerándose al
biólogo, todos trataban de advertirle que hiciera algo, pero este conmocionado
veía como el monstruo desde una gran distancia se aceraba a él sin poder
siquiera mover un dedo. El capitán quiso ayudarlo y nado para traerlo hasta él,
detuvo su nado, el increíble monstruo paso rozando las piernas del
biólogo.
Una
vez que hubo pasado el capitán nado para salvarlo en la tabla que flotaba. Los
tendió allí y trató de darle calor para sacarlo de la conmoción que sufría.
A
la deriva, el capitán y los otros esperaban en la noche que el monstruo hiciera
su aparición, más no era así, pasado un tiempo gritaban para ver cómo se
hallaban cada uno, el viejo y el cocinero formaban un grupo, el capitán y el biólogo
otro grupo, el joven flotando en la nevera decía estar bien. El gordo marinero
no respondía por ningún lado, nadie recordaba verlo después del haber pasado el
monstruo.
Comenzaron a llamarlo pero no obtenían
respuesta. El monstruo asomó su lomo a cierta distancia y en ellos se detuvo de
nuevo el corazón, quedaron estáticos. Se sumergió y vieron la sombra dirigirse
hacia el capitán y a David, estaban a
merced de este. Antes de llegar a ellos se hundió, dejando algo flotando que
las corrientes llevaron hasta el cocinero y el viejo marino.
Junto
a ellos el cuerpo cortado en dos, el
gordo marinero. Ellos lo apartaron de si, solo para verlo engullido nuevamente por el gran
monstruo. Que sacó su gran boca justo al lado de ellos. Se paralizaron.
Quedaron
así toda la noche, cada ola que pegaba los sobresaltaban, no apareció más la criatura, sabían que flotaban cercano a la
gran fosa, pero no podía constatarlo, si
era así tenían que apartarse lo más pronto posible, el monstruo
regresara antes del amanecer.
Todos
nadaron hasta unirse, sobre los pedazos de maderas, cabían los cinco sentados
en cada borde, el sol se asomaba en el horizonte.
Un
movimiento de agua les indico que estaba de nuevo con ellos, esta vez más
agresivo daba vueltas alrededor, trataban de no moverse, lo vieron introducirse
en el hoyo que estaba justo debajo de ellos. Poco a poco remaron al borde de la
fosa, el agua aclaro, tan límpida que podía verse los restos del bote en el
fondo. También del pequeño submarino.
Lo
traeré de vuelta dijo el joven y se sumergió en agua, pronto el submarino estuvo flotando con los
sistemas de boyas.
Todos
nadaron para el sumergible.
-Tendré que bajar hasta la fosa.
Pero iré solo.
- Quiero acompañarte, -dijo
el capitán, quien no quería perder al motivo de su locura -ese monstruo rompió mi bote, y quisiera ver como piensas acabar con
él.
- Pienso volar su cueva cercana a la
superficie-dijo el joven científico.
-¿Y eso acabara con él?
-No lo sé pero es lo único que
puedo hacer. Roguemos que esto sea suficiente.
Capitulo 8... Los tripulantes de la vieja serpiente marina se enfrentar a la peor pesadilla de su vida...y cosas interesantes estan por pasar... solo aca en novelas gays, novelas originales de Arniel Levis... saludos a todos.... feliz, feliz... gracias a todos un abrazo...
ResponderEliminarEl final del capítulo me dejo una sensación así como cuando se va la luz justo cuando la película estaba en lo mejor jaja
ResponderEliminarHola Luis... si, si, este lunes que viene "descenso a lo profundo..." así se llama el capítulo 9.... ohhhh... espero también te guste Luis... estrenamos nuevo formato provisional en el blog puesto lo cambiaremos a uno más moderno y atractivo... espero que les guste y que nos sigan.. Gracias por leernos... ¿Luis has leído las otras novelas?
EliminarLas he leído todas, LAS AMO!!… actualmente estoy leyendo (nuevamente) “Sobrecarga” y la novela estelar “Liopleurodonte” (contando los días, las horas para leer el próximo capítulo)... anteriormente estaba con François y Alain leyendo “Náufragos”... la novela perece tener un magnetismo sobre mí, me atrae mucho (no importa cuántas veces la lea, siempre me deja las emociones a flor de piel)… soy feliz con tus historias, tienen ese fuego artificial que enamora… E indudablemente me vas a tener en los próximos futuros estrenos, entre ellos: “La venganza de Susan”( ya se hizo sentir Susan ¡hay Dios!)…
EliminarHola gracias por leernos y me agrada que te atraigan tanto, sí, esa de náufragos me gusta también y de sobrecarga me encanta el personaje del camionero, es un amor de persona… si, preparando también nuevas historias, la mirada del efebo, por supuesto Hudson 3…. Y otras. Saludos cordiales… y un abrazo.
Eliminar